Fue acusada de homicidio por matar a su violador. El mismo que la retuvo y amenazó de muerte con un cuchillo el pasado 1 de junio, cerca de la estación de Taxqueña, al sur de la Ciudad de México. Este martes, casi un mes después, la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México ha determinado que Itzel, una adolescente de 15 años, actuó en legítima defensa y la ha exonerado de toda culpa.
“Cómo pudieron investigar a una niña que únicamente se defendió de su agresor”, se pregunta indignada la abogada de la adolescente, Karla Micheel Salas. 27 días de calvario en los que, según denuncia la letrada, la familia ha recibido llamadas amenazantes y la presión constante de las autoridades.
“Asumimos que alguien cercano al difunto se puso en contacto con la mamá. Por teléfono le dijeron que sabían dónde vivía. Además, la policía de investigación de la Procuraduría comenzó a ir a los trabajos del padre y la madre haciéndose pasar por clientes”, cuenta.
Itzel, que clamó a través de un vídeo en YouTube la injusticia que se cernía sobre ella, denunció la pesadilla que sufrió aquel día después de salir de clase. Su agresor, un hombre de 30 años, la retuvo y abusó de ella durante dos horas en plena calle, mientras “la gente y los carros pasaban y nadie hacía nada”, señala en esta grabación.
“Había gente que nos miraba raro, se daba cuenta de que algo estaba mal. Solamente nos miraba. Yo tenía el cuchillo en el cuello y me amenazaba con que no gritara, que no hiciera nada”.
Entre lágrimas, relata cómo consiguió arrebatarle el cuchillo a su agresor mientras él le repetía que iba a sacar su otra navaja. En el forcejeo, el arma “se enterró”. “Lo empujé con mis piernas, me lo quité de encima y me dijo que lo había picado en el pecho. Pedí auxilio y nadie me hacía caso”.
Pero la pesadilla continuó para esta adolescente tras lograr escapar, denuncia su abogada. “Los protocolos marcan que primero la víctima debe recibir atención médica. Pero Itzel, que estaba gravemente lesionada, en lugar de llevarla a un hospital, fue trasladada al Ministerio Público. La familia tuvo que comprar la pastilla del día siguiente y (las autoridades) no le dieron inmediatamente los antirretrovirales”, cuenta Salas.
Desde el 1 de junio hasta este martes, Itzel vivía prácticamente encerrada en casa. Apenas salía para acudir a las consultas médicas y siempre que lo hacía era acompañada por sus padres. “Me sigo preguntando por qué hay una carpeta (investigación) abierta por homicidio”, contaba la adolescente antes de que la exonerase la Procuraduría, quien no ha querido hacer declaraciones a este periódico sobre los hechos.
“Se me culpa de algo que desconozco. Lo único que escucho son rumores de que pueden venir por mí y no entiendo por qué”, señalaba.
Este martes la pesadilla empezó a desdibujarse e Itzel dejó de sentir que vivía perseguida. La presión mediática y el enorme eco que adquirió en las redes sociales su testimonio fueron fundamentales para que se cerrase el caso, según aclara Salas.
“Tuvimos que recurrir a la denuncia pública para hacer visibles estas irregularidades. Pero, ¿qué pasa con aquellas víctimas que no tienen acceso a los medios de comunicación o a abogados particulares?”, se pregunta la letrada.
De hecho, el de Itzel no es el único caso que ha indignado a México.
Hace más de tres años, Yakiri Rubio pasó tres meses en una cárcel por matar a su violador. Imputada por homicidio a los 20 años, esta joven no fue absuelta hasta año y medio después de la agresión. “No solamente queremos a mi hija libre, queremos sentar precedente, que no se repita”, contaba el padre en 2013, tras el ingreso en prisión de Yakiri. (México).