Las acciones en contra la dependencia de sustancias que emprende el Centro de Atención y Prevención de Adicciones, no sólo se limitan a lo que comúnmente se le denomina como “drogas”, sino también al hábito o en algunos casos enfermedad del alcoholismo.
Esa dependencia que encabeza la directora Yolanda Montemayor Meza, también hace una invitación a quienes sufran dependencia del alcohol o a quienes tengan hijos o familias con tal dependencia a que los canalicen a ese centro ubicado en calle Milagros, en colonia Monterreal a un costado de la unidad de salud en ese asentamiento.
Sobre el alcoholismo, la propia SSA informa que se trata de un “depresor del sistema nervioso central, es la droga letal de más alto consumo y cuenta con un mayor número de personas adictas debido a que las bebidas que lo contienen, gozan de gran aceptación social”, además de que no es considerado el etanol, una sustancia ilícita.
LOS EFECTOS DEL CONSUMO
Los expertos anuncian los siguientes: -Primera etapa: la persona se desinhibe, se libera su conducta y parece excitada -Segunda etapa: conducta emocional, errática, se presentan problemas de juicio y existe dificultad para la coordinación muscular, trastornos de la visión y equilibrio -Tercera etapa: confusión mental, tambaleo al caminar, visión doble, pánico, agresividad, llanto, dificultades para hablar y comprender -Cuarta etapa: incapacidad para estar de pie, vómitos, incontinencia urinaria, estupor y cercanía a la inconsciencia -Quinta etapa: inconsciencia, ausencia de reflejos, estado comatoso que puede llevar a la muerte por parálisis respiratoria La urgencia de recibir tratamiento por parte de los habituales al alcohol, es que sus órganos internos, ya presentan deterioro, tales como el estómago, hígado, riñones, corazón y sistema nervioso
El abuso en el consumo, produce intoxicación, impide cumplir con obligaciones y pone al paciente en riesgo de muerte al manejar, incita a conductas violentas y si es reiterativo, produce dependencia, en donde se desarrolla tolerancia y se requieren dosis más altas de consumo, lo que puede derivar en náuseas, temblores y ansiedad si se suspende el consumo.