Los Broncos presionaron, golpearon y hostigaron a su ex quarterback Brock Osweiler, quien no fue bienvenido en su antigua casa, y Denver derrotó 27-9 a los Texanos de Houston.
El entrenador Gary Kubiak volvió también al banquillo de Denver, tras el segundo susto que su salud le ha dado en tres años. Seguramente, le gustó la actuación de sus Broncos (5-2), que cortaron una racha de dos derrotas consecutivas y dejaron a los Texanos en un récord de 4-3. C.J. Anderson y Devontae Booker dinamizaron el ataque terrestre de Denver, con sendos acarreos de touchdown. Anderson ganó 107 yardas mediante 16 acarreos, y Booker totalizó 83 en 17.
Pero la nota principal corrió a cargo de Trevor Siemian, quien sustituyó sorpresivamente a Peyton Manning, tras su retiro. Osweiler estaba en condiciones de tomar la estafeta de Manning, pero prefirió marcharse a Houston como agente libre, bajo el argumento de que ese equipo tenía más probabilidades de éxito que Denver.
Los Broncos le hicieron saber en el terreno que no les había caído bien aquella declaración. Durante todo el partido, Osweiler debió deshacerse rápidamente del balón. Constantemente lanzó pases demasiado elevados a DeAndre Hopkins en doble cobertura, o luchó para escaparse de Von Miller y compañía.
“Es un buen chico, hablé con él después del partido”, dijo el entrenador de los Broncos, Gary Kubiak. “Yo estaba preocupado al final del encuentro, aunque teníamos una ventaja de dos anotaciones, por lo que él hizo la semana pasada”.
Osweiler había guiado a Houston a remontar una desventaja de 14 puntos para vencer en tiempo extra a los Colts. Frente a los Broncos, Houston no tuvo capacidad de reacción.
El quarterback de los Texanos completó 22 de 41 pases para 131 yardas, sin anotaciones ni interceptados. Siemian acertó 14 de 25 envíos para 157 yardas, un touchdown y ningún interceptado.