¿Cuál es tu primer recuerdo? La respuesta a esta pregunta va a ser en la mayoría de los casos una situación o una breve imagen de algún suceso o sensación que experimentamos en nuestra infancia temprana, en su mayoría correspondiente a cuando teníamos entre tres y cinco años de edad. Pero por aquél entonces ya hacía varios años que estábamos vivos. Nuestros cerebros ya procesaban la información proveniente del entorno e incluso éramos capaces de aprender habilidades, informaciones y maneras de actuar.
¿Qué ocurrió antes de ese primer recuerdo? ¿Por qué no podemos recordar algo antes de ello, como por ejemplo cuando aprendimos a andar o a hablar? La explicación a ese vacío de recuerdos tiene un nombre: se llama amnesia infantil.
¿Qué es la amnesia infantil?
La amnesia infantil se define como la incapacidad para recordar los fenómenos y situaciones que ocurrieron en nuestra primera infancia, a un nivel autobiográfico. Esto es, conservamos por ejemplo las habilidades adquiridas en esta etapa (por ejemplo caminar o hablar), pero no cómo lo hicimos.
Esta amnesia afecta por lo general a los recuerdos que ocurrieron a antes de los tres años de edad. De hecho, cuando nos preguntan por nuestros primeros recuerdos la mayoría de las personas suelen indicar algún tipo de elemento o situación que experimentaron a partir de ese momento. Ocasionalmente es posible recordar algún elemento anterior, pero no es frecuente y se limitaría a algún fenómeno muy significativo o una sensación o imagen.
Se ha demostrado que los bebés tienen capacidad para generar recuerdos, pero los olvidan rápidamente. E incluso a nivel autobiográfico: niños de cinco años pueden identificar y recordar una situación que sucedió cuando tenían dos.No es que los niños de menos de tres años no tengan memoria: son capaces de recordar lo que les sucede. Simplemente estos recuerdos desaparecen con el tiempo. Así, lo que ocurriría sería una auténtica amnesia ya que no es que no existan sino que se desvanecen con el tiempo.
Existen casos de personas que dicen recordar vívidamente fenómenos previos. Aunque en algunos casos podría ser así, en su mayor parte no estaremos ante un auténtico recuerdo sino ante una elaboración generada a partir de la información que tenemos en el presente (por ejemplo, a partir de lo que nos han dicho nuestros padres que sucedió). Y en muchos casos quien dice tal cosa no es que esté mintiendo, sino que ha generado un falso recuerdo que es vivido como verídico.
¿Cuando aparece?
Esta amnesia de los primeros sucesos se ha observado siempre en los adultos, pero las investigaciones reflejan que dicha amnesia es visible ya en la infancia. Concretamente, los experimentos e investigaciones de Bauer y Larkina en 2013 indican que por lo general la amnesia infantil aparece aproximadamente a partir de los siete años de edad.
Además de ello estas investigaciones han permitido observar que niños más pequeños son capaces de tener más recuerdos pero que sin embargo éstos eran menos nítidos y detallados, mientras que los mayores eran capaces de evocar fenómenos de forma mucho más extensa, exacta y detallada a pesar de que no recordaban sus primeros años.
¿Por qué no recordamos nada de nuestros primeros años?
El porqué de la amnesia infantil es algo que ha intrigado a los investigadores dedicados a este área y ha generado una gran cantidad de investigaciones al respecto. A pesar de que no existe aún un total consenso sobre las causas exactas por los que no somos capaces de recordar prácticamente nada de nuestros primeros años de vida, existen diversas hipótesis al respecto. Algunas de las más conocidas son las siguientes.
1. Hipótesis lingüística
Algunos autores consideran que la amnesia infantil se debe a la falta de una codificación inadecuada debido a la ausencia o falta de desarrollo del lenguaje, como estructura que permite organizar la información. Hasta el desarrollo de esta habilidad estaríamos utilizando una representación icónica en el que recordaríamos a través de imágenes, pero una vez la memoria empieza a codificarse y organizarse a través del lenguaje, estos primeros recuerdos acabarían debilitándose y posteriormente perdiéndose.
2. Hipótesis neurológica
Existen también hipótesis neurológicas. En este sentido algunas investigaciones recientes parecen indicar que la ausencia de memoria de esta época podría vincularse a la inmadurez de nuestro cerebro y la sobrepoblación neuronal que tenemos durante los primeros años de vida.
Durante la primera infancia nuestro hipocampo está sumergido en un proceso de neurogénesis constante, creciendo espectacularmente el número de neuronas que poseemos (especialmente en el giro dentado). Este constante crecimiento y creación de neuronas dificulta que se puedan grabar informaciones de manera persistente y estable, perdiéndose la información autobiográfica.
El motivo de ello puede estar en la degradación de recuerdos al reemplazar las nuevas neuronas conexiones preexistentes, o bien en el hecho de que las nuevas son más excitables y se activan más que las que ya se encontraban en el cerebro.
También puede existir vinculación entre este olvido y la poda neural, en la que parte de las neuronas de nuestro cerebro mueren de forma preprogramada para mejorar la eficiencia de nuestro sistema nervioso y quedando únicamente las conexiones más potentes y reforzadas.
3. Hipótesis sobre la formación del Yo
Otra de las explicaciones que se ha propuesto sugiere que somos incapaces de recordar nuestros primeros momentos porque en esas edades aún no disponemos de un autoconcepto o una identidad: no tenemos conciencia de que somos, de que existimos, con lo que no hay un “Yo” del que podamos elaborar una biografía.
4. Otras hipótesis
Además de éstas, podemos encontrar otras muchas hipótesis que han sido superados por el desarrollo de la Psicología. Por ejemplo, desde el modelo psicoanalítico clásico se proponía que el olvido es debido a la represión de nuestros instintos y del conflicto de Edipo. (Unsplash)