Barcelona, España
Fue una noche de “milagros” en el Camp Nou. Mascherano hizo su primer gol blaugrana después de 300 partidos. Paco Alcácer y André Gomes metieron sendos dobletes. La tragedia del Osasuna, que cae inexorablemente en el precipicio a la Segunda, se selló con un 7-1.
Cuando los equipos saltaron a la cancha una manta gigante saludó el gol 500 de Lionel Messi, mientras la tribuna coreaba su nombre. Un rito que el público repitió cuando el marcador electrónico mostraba el minuto 10.
A los 11’, empujado por tal energía, el héroe blaugrana robó una pelota en la mitad de la cancha y enfiló como saeta hacia la puerta de Sirigu. Cuando le vio la cara, tocó el balón por sobre la cabeza del italiano y abrió el marcador. ¿Había otra manera de agradecer tanta admiración?
Después llegó el tiempo para André Gomes, quien transformó los silbidos que suele recibir cada vez que falla en los aplausos del público con su gol.
Luis Enrique anticipó un partido de trámite y dejó medio equipo titular afuera. Suárez, Iniesta, Umtiti y Jordi Alba lo vieron todo desde la banca.
El monólogo culé solamente fue solamente interrumpido cuando Torres la clavó en un tiro libre por encima de la barrera.
Gomes aprovechó un rebote para el tercero de los culés, que devolvió la tranquilidad al Camp Nou y no dejó lugar para fantasmas.
Messi cerró la faena con un gol a su estilo: corriendo hacia su izquierda y metiendo el balón junto al palo derecho del portero. Como en el Bernabéu. Cuando Luis Enrique lo sustituye el estadio se viene abajo alabando al rosarino.
Cuando faltaba media hora Alcácer hizo el quinto. Después, en medio de la fiesta, la tribuna logra que Rakitic le deje un penal a Mascherano y el argentino logra lo que parecía imposible: su primer gol como culé.
A cinco del final, Alcácer puso el 7-1 final que mantiene al Barsa en la cima y al equipo de Pamplona en el infierno.