Valiente desafía la gravedad y cientos de vehículos.
Ella al parecer una quinceañera armada de un balón de futbol y tres clavas se gana la vida.
Un peso, dos pesos, una moneda, dos, y quizá alguien generoso, un billete, pero al fin meten la mano a la bolsa, el bolsillo o el cenicero para retribuir la osadía de pararse en medio de tres filas de automóviles.
De lunes a viernes o de lunes a sábado toma posesión del crucero donde nace la carretera Ribereña cruce con la Río Mante y !comienza el show! en medio de las temperaturas calcinantes que hasta ayer domingo agobiaron nuestra ciudad.
Al fondo de la malabarista se encuentra uno de los puentes sobre el canal Anzaldúas que parte en dos a esta localidad.
Al frente una de las alcantarillas del pequeño drenaje pluvial con que cuenta esta ciudad.
Morena, delgada y protegida por una boina y un chaleco, vestida de blusa azul, pantalón arremangado hasta el tobillo y tenis de cuadritos… lentes semioscuros y trenzas, la desafiante joven aprovecha el breve tiempo que duran lo semáforos para ejecutar sus actos de malabarismo urbano.
La sombra de la artista igual, hace de las suyas.
Ya no es necesario ir al circo, una parte de el se encuentra en un crucero por donde transitan cientos de automotores cada hora y miles al día.
Los conductores enfrascados en sus pensamientos adentro del aire acondicionado apenas observan, los mas atentos niños que miran con curiosidad el espectáculo frente a sus ojos.
Reynosa tierra de oportunidades y algunas de ellas en la calle.