Ciudad de México
Hubo quienes aprovecharon el puente para salir a pasear fuera de la CDMX, pero 125 mil personas prefirieron quedarse para hacer un viaje musical en el Zócalo a través de los 35 años de carrera de Timbiriche.
Aunque un par de horas antes de que arrancara el show de Benny, Sasha, Érick, Mariana, Diego y Alix, la plaza lucía poco poblada, en poco tiempo se llenó de parejas, grupos de amigos y, en su mayoría, familias.
Los más jóvenes regalaron gritos de emoción a Morat, banda colombiana que abrió el espectáculo, pero el grueso del público guardó sus energías para desbordarse cuando, a las 19:30 horas, Timbiriche inició su set de 53 canciones. Era el día de la Revolución y como una gran fiesta se vivió la experiencia.
La velada incluyó las mismas canciones y siguió el mismo orden que en otros shows presentados por la banda en este reencuentro.
No faltaron entonces segmentos dedicados a su época de Vaselina, un momento más ochentero y hasta versiones actualizadas de canciones como “Princesa Tibetana”. Incluso la mayoría de palabras dedicadas al público fueron similares a las que han pronunciado ante otras audiencias.
Mujeres de entre 40 y 50 años bailaban y cantaban con la emoción que lo hicieron 20 o 30 años atrás desde piezas como “Y La Fiesta Comenzó” y “Somos Amigos”.
En la parte más alejada del escenario varios padres disfrutaban el show mientras sus hijos mataban el tiempo jugando en el piso con adornos navideños, o se entretenían con globos con luces. La música, sin embargo, no le era ajena a todos los pequeños, pues varios demostraron conocer las melodías. “Esa es la que les pusieron en la escuela”, dijo un señor a sus hijos cuando el grupo entonó “Adiós a la Escuela”.
“Qué belleza, Ciudad de México, qué guapos todos. En verdad es un privilegio para nosotros estar aquí esta noche en este gran lugar.
“Es una bendición, una fortuna, un milagro. Gracias por estar aquí, por esperarnos durante tanto tiempo, yo esperé 35 años para estar aquí en frente de ustedes”, expresó el intérprete.
El Zócalo se convirtió en un campo de luciérnagas a petición de Benny, quien pidió que todos encendieran las luces de sus teléfonos.
“¡México es un país que canta y no llora!”, exclamó Sasha en la recta final, provocando aplausos. “Gracias por jugar a ser nosotros cuando estábamos chiquitos”, agregó después a modo de despedida.
Los cantantes finalizaron entonando “México” cerca de las 22:00 horas, con varios gritos de “¡Viva México!”, confeti tricolor y sombreros de charro.
Fue su gran noche mexicana.