Londres.
Arqueólogos británicos aseguran haber descubierto en el norte de Kenia evidencias que sugieren que la guerra entre grupos nómadas existió antes de que se desarrollaran las sociedades sedentarias.
La naturaleza de las relaciones intergrupales entre cazadores-recolectores permanece en disputa, con argumentos a favor y en contra de la existencia de la guerra, sin embargo fueron hallados restos óseos humanos que tienen huellas de violencia.
La referencia, presentada en la revista científica Nature, son los restos de un mínimo de 27 individuos descubiertos en 2012 en el área remota de Nataruk, al oeste del Lago Turkana, norte keniano, que datan de finales de la época del Pleistoceno y principios del Holoceno.
Entre esos restos se encontraron 12 esqueletos articulados completos, los cuales tienen rastros de haber sido golpeados o apuñalados hasta la muerte, señalan investigadores de la Universidad de Cambridge, Reino Unido.
El sitio donde fueron encontrados los restos óseos estaba en aquella época cubierto de agua, ya que entonces el lago tenía 30 kilómetros más de extensión, por lo que los científicos creen que los 12 esqueletos preservados habrían caído a la laguna.
Los arqueólogos afirman que esos restos son únicos ya que tienen una antigüedad aproximada de 10 mil años y se encuentran bien conservados gracias a las condiciones particulares de la laguna.
Indicaron que al parecer los individuos -hombres, mujeres y niños- murieron allí en un solo evento y sus cuerpos quedaron abandonados sin que nadie los enterrara, lo que sugiere que se trató de “algún tipo de conflicto”.
Muchos expertos argumentan que las guerras sólo se produjeron cuando los seres humanos formaron asentamientos, pues antes tenían muy pocas posesiones por las que luchar, sin embargo para los arqueólogos de Cambridge los restos de Nataruk muestran la violencia intergrupal.
Nataruk era un lugar importante que estaba en una estupenda playa del lago que habría atraído a todos los animales de la región para beber agua, y a los nómadas para cazar o pescar, así que creen el grupo habría sido atacado por rivales armados con palos y flechas.
Los autores del estudio especulan que el ataque pudo haber sido resultado de un intento de apoderarse de los recursos en el lugar, similar a lo que ha ocurrido en las sociedades posteriores.
“Ellos (los restos) ofrecen una rara visión de la vida y la muerte de las personas del pasado, y la evidencia de que la guerra era parte del repertorio de relaciones intergrupales entre cazadores-recolectores prehistóricos”, destacan.