Con una emoción un tanto tardía entre los brasileños, la máxima fiesta olímpica arranca oficialmente hoy en medio de las tensiones políticas, crisis económica y escándalos de corrupción que azotan al país.

El paseo marítimo de Copacabana era ayer un hormiguero de personas venidas de todo el mundo, quienes, con sus banderas, pancartas y coloridos atuendos, exhibían sin pudor su entusiasmo frente a los cariocas.

Estos últimos, sin embargo, están más preocupados por la situación de bancarrota en que se encuentran y que los ha llevado al extremo de no tener dinero para pagar el sueldo de policías y maestros.

Al mismo tiempo, la comisión del Senado brasileño encargada de analizar el juicio político contra la Presidenta Dilma Rousseff pasó ayer su caso al pleno, por lo que la Cámara alta podría definir a finales de agosto su destitución.

En tanto, el Presidente de Francia, François Hollande, quien se encuentra en Río para promover la candidatura de París como sede los Juegos Olímpicos 2024, esgrimió, al visitar la Villa Olímpica, que los terroristas pueden atacarlo todo.