Con una afluencia de visitantes de la localidad y de ciudades fronterizas del vecino país del norte menor a lo esperado, se desarrolló el 2 de noviembre Día de todos los Fieles Difuntos, en el que a pesar de la actual situación nuestros mitos, creencias y tradiciones una vez más pusieron el sello de la casa.
No como hasta el año pasado, ahora el número de feudos que acudieron a los camposantos de la ciudad, se vieron reducidos que pudiera dar pie en que el día llamado grande cayó entre semana, sin embargo fue también otro factor como lo refieren los propios vendedores como la inseguridad lo que influyó para que no se cumplieran las expectativas.
Desde el pasado fin de semana, pero se acentuó el miércoles y ayer un poco más fue cuando se vio mayor actividad tanto en las ventas como de visitantes, y las primeras broncas no se hicieron esperar entre los vendedores de flores naturales y de algunos locales con el director de panteones por que no les permitió tomar agua de las llaves que están a la entrada, ya que dijo que entonces eso repercutiría en que los sanitarios no brindarán el servicio por falta del preciado líquido.
“Yo previeron que ellos los que están afuera se enojen, a tener que pelearme con los que están llegando al panteón por falta de agua en los sanitarios, además les dije que agarraran agua de otras tomas que están casi del otro lado pero no quisieron”, expresó Gerardo Treviño un tanto desvelado pues aseguró que solamente había dormido dos horas.
El día transcurrió entre algunas inconformidades, y otras más como el hecho de que mientras ellos los vendedores de flores, frutas, comida, agua pagaban piso, en la otra cara de la moneda regalaron flores, agua y hasta pan de muerto, y eso paso a amolarles las ventas de por si raquíticas del día.