Cada vez más lejos la reelección de Evo

Según Ipsos, el 52,3% rechaza modificar la Constitución frente a un 47,7%; según Mori, el no obtiene el 51% y el sí el 49%

La Paz, Bolivia

Los primeros sondeos a pie de urna dan una victoria estrecha al no en el referéndum para modificar la Constitución de Bolivia y permitir que el presidente, Evo Morales, se pueda volver a presentar a las elecciones en 2019. Según las encuestas de la empresa Ipsos, el 52.3 por ciento habría votado en contra de la modificación por el 47.7 por ciento que lo habría hecho a favor. La diferencia es más ajustada según los datos de la compañía Mori: 51 por ciento a favor del no, frente un 49 por ciento a favor del sí. A falta de que se empiecen a conocer los resultados oficiales -el Tribunal Electoral advirtió que el cómputo total podría llevar hasta 48 ahoras- la división en el país parece total.

Mientras desde en el Gobierno y en el oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) reina el silencio, nada más conocerse los resultados extraoficiales los principales líderes de la oposición salieron en tromba a celebrar la victoria del no y reclamar al Gobierno que reconociese su derrota. El tres veces candidato presidencial Samuel Doria Medina aseguró que se trata de “la victoria de la ciudadanía sobre el poder, del pueblo sobre el abuso del gobierno”. Por su parte, el expresidente Tuto Quiroga exhortó al Gobierno a reconocer los resultados y Rubén Costas, gobernador de Santa Cruz, aseguró que se trata de una “victoria de la juventud”. El gobernador de La Paz, Felix Patzi, celebró la victoria de la democracia “ante el avance de la tiranía” y el alcalde de la capital, Luis Revilla, insistió en “gestionar con inteligencia este resultado”.

Las fachadas de la mayor parte del El Alto, la ciudad satélite de La Paz, eran este domingo por la mañana un claro ejemplo de esa polarización que ha acompañado la votación a la que estaban llamados más de 6,5 millones de personas. El alto porcentaje de indecisos entre el sí y el no, según todos los sondeos, ya auguraba una votación muy ajustada.

Las paredes de los edificios de El Alto, tradicional feudo del oficialismo y que se antoja una de las plazas decisivas para el resultado final, son una lucha por ver quién consigue tapar mejor la pintada del rival. El verde del sí, un guiño a la continuidad que marcan los semáforos, trata de aguantar ante el empuje del no, siempre acompañado de un mensaje a la clase política: “Basta ya de corruptos” “no a la cara conocida”.

“He votado por el sí porque quiero que se mantenga este crecimiento”, contaba Pablo Sanginés, un policía jubilado que ha visto cómo su prestación económica tras el retiro ha crecido con Morales en el poder. “Claro que todos roban, pero alguna gente no se da cuenta de que hemos mejorado”. En el mismo colegio electoral, Milagros Chávez, una profesora alteña, rechaza dar su apoyo a Evo. En su caso, su disconformidad con los programas educativos del Gobierno es la razón, aunque confiesa que nunca ha apoyado al presidente.

Morales ha logrado ha logrado un amplio respaldo en todas las contiendas electorales a las que se ha presentado hasta ahora. Legó al poder en 2006 con el 54% de los votos; dos años después, superó un referéndum revocatorio con el 67% del apoyo; en 2009, tras reformar la Constitución, volvió a ser elegido presidente con el 64 por ciento de los sufragios y cinco años después, en octubre de 2014, con el 61%. Las autoridades judiciales consideran que esta última fue la primera reelección de Morales, por lo que la segunda, que de momento no permite la Constitución, sería a partir de 2020.

Pese a que su intención era votar en torno al mediodía, Morales depositó su papeleta a primera hora de la mañana. “Mi deseo es que haya un alto porcentaje de participantes y superar el récord de 2009”, señaló. Entonces, se registró una participación del 95%. En Bolivia, votar es obligatorio por ley a partir de los 18 años de edad. Quienes no cumplan con ese deber se exponen a duras sanciones, como la imposibilidad de hacer transacciones financieras durante tres meses, ya que los bancos exigen en ese periodo la presentación del certificado de sufragio para cualquier trámite.


Oportunidad para la oposición dividida

La cita de este domingo se antoja como la gran oportunidad para la oposición boliviana, que ha visto cómo desde hace 10 años sus participaciones en alguna contienda electoral terminan en una severa derrota. La única característica que les une es el no a la reelección de Evo. No hay un bloque homogéneo con un liderazgo visible. No lo ha habido desde que Morales llegó al poder.

Ni los más conservadores, como el expresidente Tuto Quiroga o el tres veces candidato Samuel Doria Medina, ni los progresistas, como el alcalde de la capital, Luis Revilla o el gobernador del departamento de La Paz, Felix Patzi, han sabido canalizar a la oposición. Todos, sin embargo, iniciarán a partir de este lunes su camino hacia las presidenciales de 2019 si vence el no. Una guerra interna que también se debatirá en el oficialismo, que no ha sabido generar una sucesión a Evo.