Después de consumir alimentos con un grupo de trabajadores de la constructora SEGA, un hombre al que conocen sólo como “El Bucky” de manera espontánea se ofreció a participar en los trabajos que realizaban, sin imaginarse que estaba viviendo los últimos minutos de su existencia.
Pablo Parada Rodríguez, empleado de SEGA, dijo que “El Bucky”, en agradecimiento por “el taco” que le invitaron se ofreció a ayudarles y empezó a trabajar de manera extremadamente activa.
“Nos sorprendió por la forma como se movía, andaba muy acelerado, pero más nos preocupó, cuando de pronto empezó a correr de un lado para otro, muy agitado”, relató Parada.
Luego lo vieron caer al suelo y optaron por llevarlo a una sombra, donde trataron de reanimarlo, pero no reaccionaba y decidieron llevarlo de al Hospital Materno-Infantil, pero ahí no quisieron atenderlo, de tal suerte que continuaron hasta la Cruz Roja, pero para entonces ya no llevaba hálitos de vida.
En el trayecto “El Bucky” iba agonizando y los médicos de guardia de la Cruz Roja, ni siquiera alcanzaron a auscultarlo, pues lo vieron sin signos vitales y ahí lo dejaron en la camioneta Ford Ranger de Pablo Parada.
Parada Rodríguez, dijo que ellos estaban realizando trabajos al municipio en la colonia Campestre, hasta donde llegó el “Bucky”, precisamente cuando estaban comiendo y le invitaron como un acto humanitario.
Sólo que éste en agradecimiento quiso ayudarles, sin imaginarse que su organismo estaba a punto del infarto.
El esfuerzo que hizo cuando les ayudaba, aceleró el efecto de una deficiencia cardíaca que derivó en la muerte.
En la Cruz Roja, acudió el fiscal Jesús Treviño y su oficial secretario, Manuel Mireles para dar fe ministerial.
Tras la práctica de las diligencias, se ordenó el traslado del cuerpo al SEMEFO, donde el médico legista a través de la necropsia definiría las causas reales del fallecimiento.
En apariencia no presentaba huellas de violencia, por lo que se descartó la posibilidad de un homicidio.
Cabe señalar que hasta anoche nadie se había presentado a reclamar el cuerpo.
Pero había entre sus pertenencias unos números telefónicos de donde podría surgir su identidad.