Ciudad de México
“No es que no tengas talento, sino que no eres lo suficientemente buena para volar por los aires y tocar el violín al mismo tiempo”, le dijo en 2010 el presentador de televisión Piers Morgan a la violinista y bailarina Lindsey Stirling.
La estadounidense, quien entonces participaba en el reality America’s Got Talent, tuvo que luchar para no ponerse a llorar.
Siete años después, Stirling tiene casi 10 millones de suscriptores en YouTube, dos premios Billboard y tres discos de estudio y ha hecho varias giras mundiales, provocando la locura allá donde se presenta.
El miércoles, un repleto Auditorio Nacional (10 mil 200 personas, en su mayoría, adolescentes eufóricos) atestiguó cómo Lindsey jamás cambió hacia su meta.
Y sobre el escenario revolotea como un colibrí: salta aquí y allá, sin cesar, con energía y una sonrisa, enamorando con las notas de su violín.
Apareció casi a las 21:00 horas, con tenis Converse, shorts y una sencilla camiseta blanca que decía Brave (valiente), tal y como decidió comportarse ante los rechazos en la industria y como bautizó su tercer álbum, Brave Enough.
“Beyond the Veil”, “Love’s Just a Feeling”, “Prism” y “Shatter Me” fueron algunas de las piezas que interpretó, con tal energía que entre cada una corrió a beber de una botella de agua.
Aclamando cada paso, cada sonido de su instrumento y cada palabra suya, los fanáticos la trataron como una reina y hasta la colmaron de regalos.
Ella respondió con la sencillez y el encanto de alguien que cree que no ha ganado nada aún.