Parece que la adicción al sexo ocupa todos los titulares cuando una figura pública es descubierta por una infidelidad. Tiger Woods: adicto al sexo. Anthony Weiner: adicto al sexo. Charlie Sheen: adicto al sexo. A menudo no está claro si sus confesiones son verdaderas o simplemente una excusa para justificar su engaño. Pero para los aproximadamente 12 millones de americanos que dicen sufrir esta adicción y para los psicólogos que los tratan, es un trastorno mental grave. “La adicción al sexo es una conducta compulsiva que va desde ver pornografía hasta mantener una actividad sexual para evadirse o escapar de la realidad”, afirmó a Yahoo Health, la Dra. Stacy Seikel, Directora Médica de los Servicios de Recuperación Integrada del RiverMend Health en Atlanta. Puede que parezca una adicción segura, incluso divertida, sobre todo si la comparamos con otras compulsiones —como el abuso del alcohol y las drogas— que pueden causar la hospitalización, e incluso la muerte. Pero la adicción al sexo es una dolencia constante que no tiene como objetivo alcanzar necesariamente el placer o el bienestar que la mayoría esperan de una experiencia sexual. “Dejar la adicción puede causar ansiedad, insomnio, una baja concentración, depresión, irritabilidad, cambios de humor y aislamiento”, indica Seikel. “La persona está buscando un sentimiento o una sensación que no puede satisfacer”. Por tanto, ¿quiénes son adictos al sexo? Aunque muchas veces pensamos que la adicción al sexo es el resultado de un trauma sexual, o algo que afecta a los repulsivos hombres mayores que ven porno en los sótanos oscuros, en realidad, la adicción al sexo puede afectar a cualquiera. Seikel añade que la adicción al cibersexo está aumentando rápidamente en las mujeres.
Es el caso por ejemplo de Take Erica Garza. “Siempre he sabido que tenía un problema con el sexo y la masturbación, incluso desde el mismo comienzo de mi exploración sexual cuando empecé a tener mis primeros orgasmos con 12 años”, cuenta a Yahoo Health, Garza, ensayista y escritora profesional que ha luchado contra la adicción. “Admití abiertamente que tenía una adicción y que necesitaba ayuda casi alcanzando los treinta, cuando conocía mi marido”. Ella cree que es valiente para cualquiera, celebridad o no, admitir sus adicciones, porque podría ayudar a terminar con el tabú.
Los adictos al sexo que, como Garza, visitan con frecuencia al terapeuta, consiguen que su conducta no afecte a sus vidas. Seikel afirma que la terapia conductual cognitiva es un método terapéutico efectivo. Pero según Ley, no existen pruebas de que la adicción al sexo pueda ser curada o tratada, o de que incluso necesite serlo. Además señala que: “Nadie en la historia del mundo ha muerto ni enfermado por no tener relaciones sexuales”.
NO ES TAN SATISFACTORIO COMO PUDIERA PENSARSE
• “Soy adicto al sexo… pero en realidad el sexo no me preocupa, solo necesito sentirme preocupado aunque sea por un rato, mientras no sé si podré mantenerme fiel a mi novia, aunque lo intento”.
• “Estoy diagnosticada como adicta al sexo pero no estoy del todo de acuerdo. El hecho de simplemente practicar mucho sexo no significa que tenga un trastorno. ¿Necesita ser tratado? E incluso si fuera verdad, ¿qué puedo hacer al respecto?”.
• “Cuando la gente se entera de que soy adicta al sexo, me tratan como si fuera un juguete sin sentimientos.
Y eso duele”.
• “Soy adicto al sexo y es muy difícil no engañar a mi mujer. Deseo tener sexo con el 80% de las mujeres que veo”.
• “Soy adicto al sexo y hace poco mi mujer me pidió que dejara de acudir a la terapia porque es muy vergonzoso para ella”.
• “Soy adicto al sexo. Utilizo el sexo como mi propio medicamento para la depresión. Estoy intentando dejarlo, pero es muy difícil”.
• “Soy adicta al sexo y está arruinando mi vida. Debido a ello, no puedo mantener una relación saludable con un chico”.
• “Engañé a la única persona que amé por no auto-controlarme. La adicción al sexo me ha costado mi felicidad”.
• “Estoy diagnosticado como adicto al sexo. La mayoría de la gente piensa que no tiene importancia o no se trata de una verdadera enfermedad. ¡Si tan solo supieran que por culpa de esto mi vida es un infierno!”.
• “Padezco adicción al sexo y me ha costado dos matrimonios. Creo que es el momento de pedir ayuda”.