Ciudad de México
Conforme pasan los años, cada vez es más común que el Vive Latino cierre con un final electrónico y explosivo, y la edición de este 2017 no fue la excepción.
Similar a lo que hicieron bandas como Chemical Brothers y The Prodigy en el pasado, el dúo francés Justice puso a bailar a las pocas almas que se quedaron hasta la madrugada del lunes en el Foro Sol, convirtiendo al festival en una pista dancística digna de Ibiza.
Tomándose su tiempo para despejar el Escenario Indio y colocar su impactante arsenal sonoro, visual y de iluminación, Gaspard Augé y Xavier de Rosnay arrancaron su show a las 0:00 horas.
Con una audiencia considerable a sus pies, pues la mayoría de la gente ya había iniciado el éxodo de regreso a sus hogares, la banda de electrónica apareció arriba de una tarima que se iluminaba poco a poco a ritmo de los beats.
Cuando “Safe and Sound” desató todo su poder, con breves destellos estroboscópicos, de manera paulatina el escenario comenzó a tomar vida: la plataforma de los franceses descubrió una cabina y las tornamesas desde donde manipulan todo a su alrededor.
Columnas de bocinas/rebotadores a sus costados y una estructura de luces led que bajaba y subía y se iluminaba acorde a la música, deslumbraron a los mexicanos que, pese al frío, aún tenían ánimo de fiesta.
Detrás de Garpard y Xavier, una pantalla gigante desplegó por momentos una cruz blanca, la cual reemplaza a la letra “t” en el nombre de la banda. El clímax del Vive Latino se pintaba de desenfreno.
Ya todos ebrios y prendidos, sacando las reservas de energía de sus respectivos sistemas, los asistentes que disfrutaron del show de Justice, se contonearon en éxtasis con rolas potentes y llenas de rock y house como “Genesis”, “Pleasure” y la multicoreada “D.A.N.C.E.”.
Hacia la 1 de la madrugada, cuando los franceses se despidieron y cuando la seguridad ya pedía desalojar el inmueble, los fans seguían bailando y cantando aún sin música.