Madrid, España
En otra jornada intensa de la Liga de Campeones, en el "Santiago Bernabéu", El Real Madrid mostró todo su repertorio para vencer por 3-0 a los italianos, semifinalistas la edición anterior. Un cobro magistral de Isco en el minuto 45, un tanto a la carrera de Bale, al 58´, y un zapatazo desde fuera del área de Mariano, al 90´, decidieron un choque que sólo tuvo un dueño: un Real Madrid al que parece que le sobra hambre, a pesar de ganar las tres últimas ediciones de Champions.
Los cerca de 80 mil espectadores que asistieron al coliseo blanco acabaron rendidos ante el equipo que dirige Julen Lopetegui que, con el triunfo, se colocó líder del Grupo G con tres puntos. Más atrás quedaron el Viktoria Plzen y el CSKA de Moscú, que consiguió un agónico empate 2-2 en República Checa tras remontar dos goles.
"Esta noche, el rendimiento fue muy bueno, la única decepción fue que no anotamos más", aseguró Bale. "El Real Madrid siempre será el Real Madrid, sin importar quién se vaya. Seguimos intentando ganar, seguimos tratando de marcar goles", remarcó el galés, quien, junto al resto de la plantilla, consiguió romper con la posibilidad de ser criticados ante la falta de la figura del portugués, quien tuvo su tragedia a unos cientos de kilómetros de ahí.
Mientras en la capital de España se vivía una fiesta, en Valencia, el drama por la expulsión de Cristiano Ronaldo a la media hora de partido, le quitó protagonismo a la sólida victoria de la Juventus por 0-2.
El encuentro se resolvió con sendos penaltis anotados por Miralem Pjanic (45´y 51´), ya cuando los italianos tenían inferioridad numérica, ante un Valencia aturdido bajo el peso del máximo torneo continental. La primera parte tuvo de todo y con la Juventus como principal protagonista: por el juego desplegado, sus ocasiones y la expulsión de Cristiano Ronaldo, que ocurrió a los 29 minutos en una acción polémica con el central colombiano Jeison Murillo, quien cayó al suelo tras un contacto con la estrella portuguesa. El árbitro, el alemán Félix Brych, lo expulsó al entender que hubo agresión.
Cristiano se marchó entre lágrimas, en lo que fue la primera expulsión de su carrera en 158 partidos de Champions. Nadie tenía más ganas para este encuentro que él en su regreso a España.