Jorge Alberto Díaz Grajales es investigador de cultura popular de cine y padece una enfermedad llamada keratocono. Su padecimiento le provoca la deformación de un ojo y esto le impide leer libros, tener una visión clara al cruzar las calles y no reconocer rostros a cierta distancia, entre otras actividades.
“Soy investigador y mi oficio consiste en estar constantemente leyendo libros frente a las computadoras, y esto ya me resultaba muy difícil; hay revistas, diarios que ya no podía leer. Con los smartphones puedes agrandar la letra, pero no se puede con todos los textos”, explica.
Hoy, Jorge Alberto forma parte de una prueba que realiza la empresa israelí OrCam Technologies para usar un dispositivo tecnológico que almacena más de 150 rostros, 150 productos, lee textos, identifica billetes y lee señales en las calles o avenidas, entre otras acciones, con el objetivo de apoyar a la debilidad visual, ceguera, dislexia y otros padecimientos.
“En mi caso, mi visión era como ver un video de YouTube pero, en vez de estar en alta resolución, la bajas a 240p, por eso me es difícil reconocer rostros, leer texto, y es así como la mayoría de gente de mi condición anda por la vida”, comenta el usuario.
En 2010, OrCam Technologies desarrolló un dispositivo enfocado a pacientes con debilidad visual o ceguera, y este año la empresa comenzó operaciones en México, ya que, según sus estimaciones, entre 1% y 2% de la población mexicana tiene una afección en la vista, es decir que alrededor de 2 millones de personas serían sus clientes potenciales.
En busca de asociación. Uno de los retos para la firma es el costo del aparato, ya que su precio es de 4 mil 500 dólares, por lo que la empresa está en busca de asociaciones con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y el Seguro Popular para colocarlo entre los asegurados.
“Hoy tenemos 250 empleados en Israel, de los cuales 200 son desarrolladores de tecnología. Tenemos una fábrica en Israel, una en Alemania, otra en Estados Unidos y una más en Inglaterra. En ocho años tenemos presencia en más de 15 países y hoy tenemos 10 mil usuarios en el mundo del dispositivo”, explica Nikol Wolpert, responsable de OrCam Technologies para América Latina.
En entrevista con El Universal, la directiva detalla que la empresa busca abrir una planta de producción en México, pero su plan de crecimiento y ventas a cinco años dependerá en mayor medida de las alianzas con el sector público, ya que permiten mayor acceso a los pacientes.
“Nuestra visión es tener una fábrica en México que exporte a toda Latinoamérica. Se ve factible en menos de cinco años. No hay otro aparato con el que puedas tener las manos libres, con todas estas funciones, sin usar internet. No hay algo del mismo estilo y puede cambiar la vida de muchas personas”, apunta.
¿Cómo funciona? El funcionamiento del dispositivo consiste en que el aparato, de 22.5 gramos de peso, se coloca sobre uno de los brazos del armazón de los lentes de la persona con la afectación visual.
Para poder leer un texto, el paciente debe de colocar el libro enfrente de su rostro como si fuera a leerlo con sus propios ojos y da un clic en el dispositivo que más tarde con una voz leerá el texto.
Si una persona se para frente al paciente, con un clic, el dispositivo avisa si se trata de un hombre o una mujer, pero también puede escanear el rostro y puede llamar a la persona por su propio nombre. El dispositivo da nombres de calles, lee señales en las avenidas, pero también identifica productos en tiendas, colores y da la hora, entre otras funciones.
“Hay muchas enfermedades que hacen diferentes tipos de baja visión, por ejemplo, glaucoma y otras, pero en realidad cualquier persona ciega de nacimiento o con ceguera adquirida, con cualquier porcentaje de visión, puede usarlo y la ventaja es que tiene el tamaño de un lápiz labial”, comenta Wolpert.
Por ahora, la firma israelí busca presentar una innovación que ha logrado colocarse en mercados como el europeo y estadounidense; sin embargo, el acceso es uno de los temas no resueltos en el mercado mexicano.