CIUDAD DE MÉXICO
Donald Trump dejó ayer claro que mantiene a sus enemigos cerca, pero que sus aliados no cuentan con este privilegio.
El Presidente estadounidense se reunió en Finlandia con su par ruso, Vladimir Putin, y lo defendió frente a las cámaras, desafiando a sus propias agencias de inteligencia de las acusaciones de injerencia en las elecciones de 2016.
“Me dijeron (las agencias de inteligencia) que creen que fue Rusia, y el Presidente Putin me acaba de decir que no es Rusia. Diré lo siguiente: no veo ninguna razón por la que debería serlo”, afirmó el Mandatario republicano.
Esto, horas después de que la Casa Blanca demandara ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) a México, Canadá, la Unión Europea, China y Turquía por las represalias de estos países en respuesta a los aranceles impuestos por la Administración Trump al acero y aluminio.
El representante comercial del país vecino, Robert Lighthizer, calificó de injustificadas estas medidas, que, en el caso de México, alcanzan los 3 mil 600 millones de dólares.
La defensa pública a Putin, que desató una avalancha de críticas entre los propios aliados de Trump, se produjo un día después de que el Presidente calificara a la UE como enemiga de Estados Unidos debido a su política comercial.