Él o los propietarios del edificio de departamentos que se incendió el pasado miércoles decidieron la demolición propiciando el beneplácito de los vecinos, que lo veían ya como un peligro. El edificio ubicado en José Arrece y Carlos González de la colonia Ribereña, tenía una antigüedad de por lo menos unas 3 décadas.

En principio sirvió de vivienda a empresarios y familias consideradas como población flotante.

Pero conforme pasó el tiempo se fueron deteriorando, hasta dejar de ser un atractivo para quienes buscaban un lugar donde alojarse temporalmente.

En la actualidad los 12 apartamentos se encontraban desocupados, algunos de ellos con puertas y ventanas abiertas, convirtiéndose en refugio de animales callejeros, e incluso de personas que vagan por las calles.

El incendio y sus consecuencias sirvieron de base para que los actuales propietarios optaran por derrumbarlos. Ayer con los riesgos inherentes personal de una constructora con maquinaria pesada empezaron los trabajos de demolición.

La tarea tuvo que suspenderse, cuando una parte de la placa de la segunda planta se vino abajo y cayó sobre el brazo de una retroexcavadora. Afortunadamente no se registraron desgracias personales.