Un obrero residente en la colonia Aquiles Serdán, acudió a la UGI-1 para denunciar lo que consideró un abuso de autoridad cometido en su agravio por dos de 5 oficiales que realizaban recorridos de vigilancia por aquel sector a bordo de la patrulla 1200.
Daniel N., de 36 años dijo que circulaba él por la calle Matamoros a bordo de su camioneta Ventura blanca, cuando sorpresivamente los oficiales le marcaron él alto.
“Yo me detuve confiadamente, pero al ver la actitud que asumieron dos oficiales, uno con el rostro descubierto y otro encapuchado, tuve miedo”, asegura el denunciante.
Uno le pidió su celular y él se lo entregó, pero cuando vio que se lo llevó a sus bolsillos, sospechó que algo andaba mal y empezó a pedir que respetaran sus derechos y les dijo “si ya revisaste mi celular y no encontraste nada regrésamelo y déjenme ir”.
Después los oficiales, solo dos de ellos, se molestaron y lo agredieron con bofetadas en el rostro y al tiempo que trataban de esposarlo, el otro intentaba colocarle una capucha negra, según dijo a LA TARDE, y EL MAÑANA, el denunciante, minutos antes de firmar la denuncia formal.
Los otros tres no estaban de acuerdo con lo que sus compañeros estaban haciendo e incluso en repetidas ocasiones les dijeron que me dejaran en paz, pero a decir de Daniel, seguían aferrados en su actitud abusiva.
La denuncia la presentó poco después de las 18:00 horas en la UGI-1 que se encuentra de turno.
Aclaró Daniel que el celular lo recuperó porque cuando forcejeó con los policías, el que lo traía lo arrojó al piso y uno de sus hijos lo recuperó y se fue corriendo a su casa, donde posteriormente se lo entregó.
Se quejaba de los golpes, pero más aún de la actitud grosera e irrespetuosa hacia los derechos humanos, razón por la cual estaba pidiendo que se actuara legalmente.