La turbulentas aguas del río Bravo sirvieron para ocultar por algunos días el asesinato de un hombre que ayer, por los efectos de la descomposición orgánica surgió a la superficie.
Elementos de la Border Patrol (Patrulla Fronteriza) que realizaban un recorrido de vigilancia por el río Bravo, observaron que un cuerpo era arrastrado por la corriente, pero del lado mexicano.
Inmediatamente lo comunicaron a las autoridades mexicanas y a través de un llamado del C-4,una cuadrilla de rescate acuático de Bomberos y Protección Civil, acudió al llamado y en cuestión de minutos lograron confirmar el hallazgo, y a bordo de una lancha a motor pudieron llegar al sitio exacto, donde atado con un cordón lo llevaron hasta un lugar en donde esperaron el arribo de agentes investigadores.
En principio pensaron que se trataba de un infortunado indocumentado que atraído por el “sueño americano” hubiera tratado de cruzar nadando el río Bravo.
Pero ya cuando peritos de la PGJE y agentes investigadores examinaron el cuerpo, le encontraron un orificio en el cráneo, en el parietal, además de que lo encontraron atado de los pies con bolsas de plástico.
Ahí fue cuando descartaron lo anterior y el caso les resultó ser un crimen que los autores ocultar durante algunos días, al arrojar el cuerpo al agua.
Solo que cuando los efectos de la descomposición, el cuerpo flotó por si solo y quedó al descubierto un asesinato más.
El hombre de entre 30 y 35 años, no traía ningún documento que lo identificara.
Solo vestía un short de color guinda, con cinturón negro de piel y los pies que tenía atados con bolsas de plástico estaban cubiertos con calcetines negros.
El descubrimiento del cuerpo se registró poco después de las 15:00 horas y para las 16:30 horas concluyeron las maniobras de rescate y las diligencias con las que abrieron la carpeta de investigación los agentes de la PGJE, adscritos a la UGI-2.