Ciudad de México
Unos reciben propiedades, joyas o dinero, pero la herencia en vida que Urik Jr. recibió de su padre fue la lucha libre.
Desde hace ocho años, el heredero de la estrella perdida (Urik) comenzó a hacerle frente a la amenaza ruda, con la mira puesta en convertirse en una leyenda de los cuadriláteros y rendir homenaje a su árbol genealógico.
Por ello, a los 15 años de edad, mientras algunos jóvenes se enfrentan a los problemas de la adolescencia o tienen que lidiar con las calificaciones, el técnico tuvo como reto el debutar en el pancracio de la mano de maestros como Tonmix Jr., Bala de Plata y Carta Brava.
“Desde muy pequeño me llevaba a las Arenas, de ahí nació mi amor por la lucha y este lindo sueño que poco a poco he ido logrando. El poder ver a un hombre volar, hacer increíbles maromas en el aire, sobre las cuerdas. Ése fue mi impulso”, aseguró el enmascarado de violeta y plata, quien alterna el encordado con su labor en una empresa de grúas.
Aunque la vida lo ha puesto contra las cuerdas, Urik Jr. aseguró que no está dispuesto a abandonar los cuadriláteros, por lo que recomendó a los aprendices de gladiadores que no se rindan.
“Mi papá me ha dicho que mantenga los pies en la tierra. He tenido segundas oportunidades y siempre me llevan a lo mismo. Con esto nací y con estoy voy a morir”, destacó el joven con 64 kilos de puro poder científico.
Por eso ahora se encuentra a la caza del Campeonato del Gimnasio Apolo, aspira a integrarse de planta a las carteleras de una de las Arenas independientes y, a largo plazo, formar parte de una de las grandes empresas (Triple A y Consejo Mundial de Lucha Libre) de la disciplina.
“Me siento muy feliz, me siento en casa arriba de un ring. La lucha libre significa todo, amor, respeto. Mi papá me dice que es mi momento, que tengo que vivirlo”, precisó.