Se supone que el origen de este plato popular hay que situarlo en Milán (obviamente) hace unos cuantos siglos. Desde allí dio el salto, por mediación de la emigración italiana, a Sudamérica donde se hizo muy popular en países como Argentina o Uruguay.
Y desde allí, de vuelta a España. En realidad, el hecho de rebozar carne, jamón y queso y freírlo conoce muchas variantes, pero la milanesa puede presumir de ser la receta más extendida.
En México la preparan a la perfección y de variadas formas (que bien que no se pierdan estos platos tradicionales) y nos dan sus 10 mandamientos para que salga perfecta.
La carne… siempre de res blanca o rosada. Aunque se ha hecho también de cerdo en determinados momentos y también de pollo, la receta clásica es la que lleva carne de res “de tapa o cadera cortada muy muy fina”.
Le puedes poner… “jamón y queso que funda bien”. Esos son los compañeros de viaje de la res para hacer una milanesa perfecta.
El tamaño ideal de una milanesa… debe rondar más o menos los 300 gramos. En este sentido, se diferencia del filete que, aunque similar en cuanto a ingredientes, se caracteriza por sus mayores dimensiones.
Debes rebozarla así: Empapa los ingredientes bien en huevo y luego pásalos por pan rallado. Sacude el exceso de pan rallado antes de echarla a la sartén.
Hay un truco: Para que la milanesa tenga su forma característica y fría de manera homogénea puede aplastarse una vez rebozada ayudándonos del tenedor.
La freirás en… “aceite de oliva, pero que no de mucho sabor” para que no se coma el del resto de los ingredientes.
La secarás con papel de cocina. Importante: si no quieres que tu plato acabe teniendo un charco de aceite, saca la milanesa de la sartén y ponla sobre papel de cocina para que chupe el exceso de grasa.
Si le pones algo por encima que no ‘moje’ el crujiente.
La milanesa admite que le pongas encima espárragos, pimientos o casi cualquier cosa, pero que no arruine la textura, ‘empapándola’.
La mejor guarnición, una ensalada verde. Aligerará el plato y ayudará a refrescar entre mordida y mordida a nuestra milanesa.
Lo que mejor marida con la milanesa es… “una cerveza rubia y fría”, recomiendan.