Familiares del ayudante de albañil que murió atropellado por un autobús de pasajeros de la línea Transpaís, desmintieron que éste había tratado de asaltar la unidad, junto con otros sujetos en la carretera a San Fernando a la altura del ejido Doroteo Arango.
La esposa de Guillermo Moure Navarrete, de 51 años, Adelita Dávila Zapata, de 39 años, dijo que éste y Omar Reyes habían salido de Reynosa con rumbo a la Y de San Fernando para auxiliar a Jorge Cuéllar, que se había quedado en la carretera por una falla en su automóvil Malibu en el que viajaba con su familia con rumbo a Ciudad Victoria.
Fue Cuéllar, testigo de primera mano, quien dijo a los medios que nada de lo que se manejaba en redes sociales era cierto. Desmintió que Guillermo Moure formara parte de una banda dedicada al asalto de autobuses en carretera.
“Él y Omar Reyes, habían ido a auxiliarme a mí y a mi familia porque yo se los pedí, ya que el auto en el que íbamos a Victoria para asistir a un festejo familiar, se nos iba calentando”. Dijo que de ahí de la “Y” se regresaron con el auto jalándolo con una Blazer.
En el auto Malibu sólo iban Jorge y Guillermo, mientras que en la Blazer iban Omar, la esposa de Jorge y los hijos menores ellos.
Aseguran que habían pasado por “Periquitos” y casi llegaban al ejido Doroteo Arango, cuando apareció una camioneta blanca en la que iban varios individuos, al parecer ebrios, quienes los chocaron e hicieron que la Blazer saliera de la carretera, quedando con el frente hacia San Fernando, mientras que el Malibu, quedó atravesado en la carretera, con las luces intermitentes encendidas. Guillermo Moure, quien debido a las secuelas que le quedaron de una fractura múltiple anterior, tenía dificultades para caminar, descendió del Malibu e intentó cruzar la carretera para dirigirse al sitio donde estaba la Blazer con la familia de Jorge, gritándoles que si estaban bien.
En esto estaba cuando apareció el autobús a la máxima velocidad que les permiten circular, y Guillermo no pudo evitar el impacto que se produjo contra el ángulo izquierdo del pesado autobús de pasajeros.
El chofer del autobús, no se detuvo, por temor, porque pensó que eran asaltantes y enfiló hasta Reynosa, donde a la entrada fue interceptado por policías estatales.
OCHO HORAS DE ANGUSTIA
Los hechos se registraron a eso de las 22:30 horas, del sábado y Jorge Cuéllar, su esposa y sus hijos permanecieron en el lugar esperando a que alguna autoridad se presentara.
Pero esto ocurrió hasta casi las 5:30 horas del domingo. “Fueron momentos de angustia, primero para buscar entre los matorrales el cuerpo de don Guillermo, luego la permanencia en un lugar para nosotros desconocidos, expuestos a los riesgos que todos conocemos”, dijo la esposa de Cuéllar.
“Y, después de todo lo que vivimos, nos damos cuenta que las autoridades tenían miedo de llegar hasta donde nosotros estábamos, porque pensaban que el atropellado era un asaltante”, expresó con un dejo de indignación. “Si ellos tenían miedo, yo pregunto: cómo estaríamos nosotros allá, desprotegidos totalmente.