A más de 24 horas de consumado el atraco a la joyería Swan de Plaza Real, el caso mantenía desconcertadas a las autoridades.
Se desconocía el monto real de lo robado, ignoraban aún si el hombre que murió a consecuencia de heridas de bala tenía o no relación con el atraco y los asaltantes.
Tampoco se había precisado quien fue el que le disparó, pues los policías federales que se encontraban al frente por el lado del boulevard Hidalgo de Plaza Real llegaron al lugar pero no hicieron uso de sus armas, puesto que ya habían ocurrido los hechos y los asaltantes se habían retirado en el vehículo que emplearon para huir.
En torno al caso se abrieron dos carpetas de investigación, una por cuanto al asalto o robo con violencia que se registró en la joyería Swan (segundo que se registra en esa negociación).
La otra carpeta de investigación la inició con la muerte del individuo baleado que se registró horas después en el Hospital General a donde lo habían trasladado paramédicos de la Cruz Roja.
Descartaron que guardias de Plaza Real hayan intervenido en la persecución de los individuos, puesto que no cuentan con armamento para enfrentarlos.
LA DENUNCIA
Mientras tanto, hasta ayer poco después de las 14:00 horas una de las empleadas de la joyería, acudió a denunciar los hechos y relató pormenorizadamente lo ocurrido.
Dijo que tres hombres morenos, estatura media y que vestían ropas de color obscuro, camisas de manga corta.
Observaron que portaban dos pistolas y un lanza granadas, llevando consigo una caja de cartón que parecía el empaque de un televisor.
Llegaron cargando la caja, que depositaron en el suelo, dentro de la joyería, para posteriormente empuñar las pistolas y el lanza granadas, al tiempo que se colocaban tapa-bocas o pasamontañas y gritaban “esto es un asalto”.
La denunciante, alcanzó a gritarles que se fueran y alcanzó a arrojarles dos tazas de vidrio que tenía a su alcance, para después gritarle a una de sus compañeras que se tirara al piso desde donde escucharon que rompieron los cristales de los aparadores, para luego echar numerosas piezas de oro y pedrería fina a unas mochilas que portaban.
Al escapar dejaron la caja de cartón que llevaban cuando aparecieron en la joyería.
No precisaron el monto de lo robado, argumentando que hasta ayer no se practicaba el inventario para conocer las piezas que faltaban y que se convirtieron en el botín de lo que resultó ser el tercer atraco a la Joyería Swan.