Si los otros porteros del Pachuca realizan seis repeticiones de ejercicios, Óscar Pérez hace tres, y si tienen pausa de un minuto y medio, el “Conejo” se toma dos.

Los Tuzos tienen una metodología para no sobrecargar al guardameta de 43 años, tanto en la cantidad como en la frecuencia. La carga es menor, aunque no por ello menos intensa y así lo explica el entrenador de porteros Alan Cruz.

“Tengo el gusto de conocerlo desde 2010 en Jaguares y a partir de ahí hemos hecho una química, ha creído y confiado en mí y en la forma de trabajo. Obviamente seis años atrás no era tampoco un muchacho, pero se le empezó a hacer el trabajo más dosificado sin dejar lo esencial y sus condiciones.

“En las mañanas llega a hacer un trabajo preventivo, en cancha conmigo y después con el grupo, obviamente hay momentos en que con el grupo le recomiendo salir, que es todo por hoy, y hasta eso lo acepta, lo asimila y le ha venido bien, el técnico también ha estado consciente de eso y es demasiada ayuda para él. Termina el entrenamiento y siempre está en trabajos de recuperación, llámese estiramientos, tratamientos si hay molestia de algo, hielo”, comentó Cruz.

El entrenador de porteros dijo que detecta que el “Conejo” sólo ha perdido el 10 por ciento de sus condiciones futbolísticas. Reconoció que desde hace un par de años maquinan la idea de ganar una Liga en mancuerna.

“Está en la antesala de su retiro, sería el broche de oro de su carrera, sería ponerle el moño a este regalo”, expresó.