La revista especializada Current Sleep Medicine Reports publicó que, en 2016, había un 40 por ciento de casos de insomnio entre la población pediátrica. Además, un estudio realizado por investigadores de la UAM y American British Cowdray Medical Center reveló que los niños mexicanos duermen menos de dos horas del tiempo requerido.
El no poder conciliar el sueño es un mal que afecta a los niños no por problemas de ansiedad o depresión, como suele ocurrir con los adultos, sino, por malos hábitos. El especialista Ulises Correa apunta lo dañino que resulta usar dispositivos electrónicos antes de dormir, pues no se genera un ambiente óptimo.
“No dormir en una o dos ocasiones esporádicas se puede considerar normal, pero padecer esto tres o más veces a la semana requerirá una consulta”, establece el responsable de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM.
Para él, ignorar las señales puede provocar bajo rendimiento escolar, problemas de agresividad y falta de atención, siestas prolongadas, poca energía; consecuencias que en conjunto atacan el rendimiento escolar.
“La facilidad para dormirse, la ausencia de despertares nocturnos y la energía con la que se despierta y comienzan las actividades es la manera de evaluar qué tan bien duermen nuestros hijos, porque con los niños es fácil confundir el insomnio con déficit de atención”, comenta.
Para hacer frente a este tipo de problemas es necesario atender de manera integral el desarrollo de los niños, es decir, cuidar su alimentación en la noche evitando alimentos altos en carbohidratos, tener una habitación ordenada, e invitarlos a realizar una actividad física tres o cinco veces por semana.
“Ayuda mucho tener una buena comunicación con los niños, realizar juntos la rutina previa a acostarse, hacer actividades relajantes como colorear o leer por las noches para provocar el sueño y dormir más rápido”, recomienda.
Éstos hábitos sanos y un mejor descanso se deben complementar con un buen cronograma.
“Dependiendo de la hora en la que se levanten, se debe establecer la hora de dormir para que descansen. Se debe tomar en cuenta la edad del niño, por ejemplo, en preescolar, 12 horas diarias en promedio; en etapa escolar un aproximado de 10 horas; pero, independientemente del tiempo, se debe poner atención en que sea de calidad”.
¿QUÉ HACER?
El especialista Ulises Contreras aconseja:
* No ver tele o dispositivos digitales en la recámara, de noche.
* No permitir que las mascotas duerman con los niños.
* Evitar las siestas prolongadas.
* Mantener la recámara limpia y oscura.
* Realizar actividades deportivas.