América se proclamó bicampeón de la Concachampions.
Japón los espera para una nueva revancha y Tigres se confirmó como su cliente, esta es la segunda vez que les ganan un título en la cancha del Estadio Azteca.
Por más que la magia de André-Pierre Gignac intentó aparecer, el espíritu y el coraje con el que jugaron las Águilas fue superior, para terminar doblegándolos 2-1, 4-1 global.
Ahora le tocó a Nacho Ambriz abrazar su primer título de la mano del América, que de esta manera dio inicio a sus festejos deportivos, en el año de su centenario.
La táctica le falló de inicio a Ambriz, su equipo no se encontró y ante la ausencia de una contención natural fue cuestión del tiempo para que apareciera la estrella de los Tigres, Gignac, quien al minuto 39 le puso sabor a esta Final.
El francés pesó en el primer tiempo, justo cuando el equipo felino más necesitaba de un empuje anímico para buscar la remontada.
Cómo le dolió al América la falla de Darwin Quintero, quien no pudo conectar un servicio de Rubens Sambueza en el arranque del encuentro.
En el complemento, el cuadro azulcrema recurrió a su planteamiento tradicional, forzado por la lesión de Darwin y por el gol de Gignac, que les metió la presión que necesitaban.
El “Chepe” Guerrero pasó a ocupar la contención y el equipo se recompuso, evitando darle espacios a los regiomontanos.
El grito de “puuto” reapareció con más fuerza en el complemento, y por mucho que el arquero Nahuel Guzmán buscó amagar para evitarlo, el público se enardeció y le subió de tono.
Los láser apuntaban a los ojos del arquero y del técnico Ricardo Ferretti, quien optó por hacer caso omiso.
Llegó un nuevo ajuste por parte de las Águilas con el ingreso de Michael Arroyo, el talismán de Ambriz, por la forma en que entra desde la banca, revolucionado y con hambre de gol.
El ecuatoriano cumplió con creces su cometido y en un contragolpe, venció a Nahuel al 68’, con un disparo desde fuera del área.
El Azteca estalló y el América vivió su mejor momento, hasta Arroyo se olvidó de la disciplina y se despojó de la camiseta para festejar el gol que materialmente los puso en el Mundial de Clubes en Japón.
Por si algo faltaba, Hugo Ayala cometió penal sobre Miguel Samudio y Osvaldo Martínez no perdonó desde los 11 pasos para poner el 2-1 definitivo al 85’.
Este América va por más, ahora quiere la Liga y un mejor resultado en el Mundial, para encontrar la reconciliación justo en su cumpleaños 100.