Quintana Roo
Son quienes realizan el trabajo más pesado. Desde las siete de la mañana hasta que se oculta el sol atienden a los turistas, acomodan y colocan los camastros, traen las cervezas, limpian los baños, juntan y sacan toda la basura que se acumula en las orillas del mar; a cambio, reciben como sueldo base poco más de 100 pesos al día y las propinas que logren juntar es de ellos.
Este es el otro Cancún, donde salvadoreños, hondureños, guatemaltecos y cubanos llegaron o fueron engañados con la promesa de una vida mejor o de un mejor salario; sin embargo, en lugar de trabajar como meseros o recamareras en un hotel cinco estrellas, terminaron recogiendo basura de las playas o vendiéndose al mejor postor, incluso, los propios lugareños los discriminan por su condición de foráneos.
Todos se acomodan como pueden, unos además de meseros son vigilantes y duermen en un espacio que les da el mismo restaurante, otros rentan y pernoctan en diferentes horarios —hasta siete en un pie de casa—. Quienes se sienten engañados y no encajan en este estilo de vida acuden al único refugio de migrantes que atiende esta problemática en la península.
AUMENTA MIGRACIÓN
En ese lugar se les orienta, se les da un techo, una comida al día; se trabaja con las autoridades y se les proporcionan los recursos suficientes para un boleto en camión hasta Chiapas y que se regresen a sus países de origen. Manuel Amador, encargado del refugio, dice que en 10 años que tiene en el lugar nunca había notado tanta migración en la zona.
El oriundo de Isla Mujeres comenta que a partir de 2014 el flujo de centroamericanos incrementó; en los años anteriores, en promedio, se les daba refugio hasta a 120 indocumentados. Ahora la cifra subió a 300, la mayoría se dedica a trabajos pesados en las playas, algo que la organización considera explotación laboral, pues no tienen ninguna seguridad social, el sueldo está por debajo del mínimo y en temporadas altas trabajan largas horas sin descanso.
“El principal factor por el que se han quedado en la península es lo complicado y caro que se ha vuelto llegar a Estados Unidos; ya mucha gente sabe del peligro de subirse al tren y prefieren quedarse en toda esta zona, el idioma no es problema y son como una comunidad, entre todos se ayudan y es como se recomiendan para los trabajos.
“Es lo que nos ha dicho como principal causa. Ahora tanto ellos como los hoteleros y los restauranteros aprenden a lidiar con esta situación y toleran los trabajos pesados y el pago mínimo; lamentablemente no hay trabajo para todos, se les da preferencia a los de aquí y ellos se quedan con lo que sobra”, comenta.
ALERTAN A AUTORIDADES
La Secretaría de Seguridad Pública local coincide con las cifras del refugio de migrantes. Tan sólo el año pasado detuvieron en las calles por alterar el orden público a 20 centroamericanos, cuando los años anteriores el promedio era casi nulo; el año cuando empezaron a registran las detenciones de “extranjeros” fue también 2014.
A partir de esa fecha se empezó a documentar y a monitorear la entrada ilegal de centroamericanos a toda la península. Se tienen registros de que trabajan desde Chetumal hasta Playa de Carmen. Actualmente se les puede encontrar en todas las playas públicas y, en ocasiones, ya participan en la venta de artesanías y hacen perforaciones y tatuajes temporales de henna.
Sin embargo, no se cuenta con un registro oficial, ya que son considerados como población flotante, que sólo permanecen en la isla entre tres y seis meses para ahorrar y seguir con el plan de llegar a Estados Unidos.