El rostro de Mecano

La cantante jamás pensó que iba a pasar su vida en un escenario.

Apenas tenía 15 años cuando, al igual que en su posterior canción, se coló en una fiesta y eso cambió los planes de la jovencita madrileña que estudiaba danza clásica.

Una reunión de estudiantes fue el punto de encuentro entre ella y José María Cano, que se flecharon al conocerse, pues rápido se hicieron novios, pero ella aclara que fue un romance fugaz. La música los uniría aún más.

“José María y Nacho tenían una fiesta del colegio. Un grupo de amigas andábamos juntas, pasamos por ahí, vimos la fiesta y nos colamos y ahí es donde estaba José. Fuimos novios, sí, pero fue totalmente un noviazgo de pequeños”, comenta una Ana evidentemente fascinada con esos recuerdos.

JOSÉ MARÍA LE EXIGÍA MUCHO

Recuerda todas las canciones, pero al cuestionársele sobre el tema con el que más batalló, no duda en responder.

“¡Uy!, ‘Eungenio Salvador Dalí’”, expresa del tema incluido en Descanso Dominical, que lanzaron en 1988 y en el que le rindieron este homenaje al pintor.

“Me tardé 14 horas en que quedara como José María quería. Él la compuso y tenía muy claro cómo quería que se escuchara. No me dejó salir del estudio hasta que la versión fuera la que quedó en el disco”.

La artista confiesa que hubo varios momentos en los que se desesperó, pero tenía que aguantarse.

La historia de Mecano empezó en 1981 con el álbum homónimo y siguieron con ¿Dónde Está el País de las Hadas? (1983), Ya Viene el Sol (1984). Hasta ese momento no había problemas entre los hermanos Cano. Ésos llegaron poco después de lanzar Entre el Cielo y el Suelo, en 1986.

En esos años, cuando la banda alcanzó las máximas ventas millonarias (se estima que alcanzaron a colocar 25 millones), los Cano decidieron que cada disco de Mecano debía contener la misma cantidad de temas de uno que de otro.

Del contenido de los temas de Mecano se llegaron a decir muchas cosas, entre ellas que eran temas oscuros y algunos con mensajes ocultos como “No es Serio Este Cementerio”, que habla de muerte y del juicio final, o “Ángel”, que trata sobre una persona que cuida la puerta del cielo.

“Nacho tiene una parte espiritual muy fuerte y que siempre desarrollaba.

Hablaba un poco entre la lucha de los poderes (bien y el mal), pero no había nada de ocultismo”.

¿LESBIANA?, LO HUBIERA DICHO

Todas las canciones del trío eran compuestas por los Cano, así que estaban escritas en masculino, por lo tanto así las grabó Ana.

“Ellos escribían para ellos, no pensando en mí ni haciendo canciones para mí. Yo tampoco me planteé que estaba cantando en masculino o en neutro. Yo me lo planteaba como que hacía personajes. Yo era el trovador de las canciones de Nacho y José”.

Quizá por esto, y porque cuando lanzaron el disco Entre el Cielo y el Suelo (1986) Ana estrenó imagen con cabello muy corto, fue que se habló de su sexualidad.

“Empezaron las leyendas urbanas de si yo era lesbiana o no porque cantaba en masculino, pero finalmente eso nos daba un halo de misterio más y de originalidad de cara al grupo. Nunca fue ninguna dificultad”, dice Ana.

“Además llevaba el pelo corto, hacía deporte, tenía musculitos.

Todo daba pie a pensar que yo era lesbiana, que si lo hubiera sido tampoco me hubiera importado reconocerlo”.

LLUVIA DE RECUERDOS 

En su carrera como solista tiene 10 discos, entre los que destacan Puntos Cardinales (1997), Frágil (2003), Esencial (2004), Sonrisa (2010) y su más reciente disco, Conexión, en el que cuenta con invitados como Miguel Bosé, Sasha, Benny y Érik, Paty Cantú, Ximena Sariñana y Carla Morrison.

Este trabajo es tan sólo una muestra del amor que siente por el recuerdo de las canciones de Mecano, que interpreta al lado de estos amigos suyos, además de otros temas inéditos como “Disculpa”, primer sencillo del álbum.

“El destino quiso desde un principio que yo cantara y yo le sigo haciendo caso.

“Aquí me tienen haciendo lo que más me gusta, y creo que a la gente le ha gustado, pues finalmente ellos son quienes me han mantenido aquí por más de 30 años, cantando para todos los que quieran escucharme”. (México, D.F.)