El trasplante más común

La transfusión de sangre, un regalo de vida que todos podríamos necesitar

El trasplante más realizado en todo el mundo y quizás el menos reconocido como tal es la transfusión de sangre, un regalo de vida que todos podríamos necesitar y que la gran mayoría de las personas pueden ofrecer.

“Es el trasplante más comúnmente realizado tal vez a nivel mundial, porque implica la transfusión de un elemento extraño al sistema circulatorio. Con el órgano es lo mismo, el hígado o el riñóón hacen la misma función: aportarle un periodo de vida más largo al paciente”, afirma Miguel Dimas Adame, patólogo clínico y encargado del laboratorio y banco de sangre en TecSalud.

Las personas que requieren transfusiones pueden ser de carácter agudo por ejemplo pacientes de emergencia por traumatismos, mujeres con complicaciones obstétricas en quirófano o bien, casos crónicos como pacientes oncológicos por leucemia linfoblástica o mielodisplasia, dice el especialista.

“Generalmente son más los crónicos, un 60 o 70 por ciento. Se encuentra disminuido su sistema de producción y eso obliga al paciente a tener que ser sometido obligadamente a una transfusión”, explica.

“Hay otros que son agudos como los pacientes de emergencia. Aquí en Monterrey los accidentes automovilísticos están a la orden del día, entonces te topas con casos muy frecuentes de traumatismo que requieren el aporte de volumen”.

Otro grupo habitualmente necesitado de carácter agudo son los pacientes neonatales que se encuentran con análisis clínicos y propensos a desarrollar una anemia de laboratorio.

“El paciente neonatal está en un proceso de recuperación de peso, en ese momento se encuentra con análisis clínicos cada dos días, le quitan una cantidad de mililitros que para nosotros es insignificante, pero para él a lo largo de los días puede provocarle anemia, ellos son blancos de transfusiones para prevenir complicaciones de esa anemia”.

Se puede donar sangre con un intervalo mínimo de 2 meses. Los hombres pueden donar hasta 4 veces en un año y las mujeres 3 debido a la pérdidas por la menstruación. 

MITOS DE LA DONACIÓN 

Miedo al dolor, haber tenido una enfermedad o los tatuajes son comúnmente limitantes para que las personas se conviertan en potenciales donadores de sangre.

Sin embargo, de acuerdo con Miguel Dimas Adame, especialista en medicina de laboratorio, todos deben considerarse donadores potenciales, hasta que médicamente se compruebe lo contrario.

DOLOR 

“Sí duele porque es un piquetito, una punción al entrar que ya colocado en la vena no pasa nada, cuando ya está saliendo la sangre se pierde el dolor. El donador tiene todo el derecho de decir ‘me está doliendo o está cambiando de color mi piel o se está inflamando’ y en ese momento se suspende la donación”.

HEPATITIS DE NIÑO 

“Todo mundo conoce a alguien o tuvo hepatitis de niño y eso se queda en la mente de la gente como de ‘yo tuve hepatitis, no puedo donar sangre’. Pero generalmente la hepatitis de niño es de tipo A, a través de alimentos contaminados, no de punciones de agujas o contacto con secreciones corporales. La norma establece que toda hepatitis abajo de los 10 años de edad es hepatitis A y sí se puede donar. Con la que no se puede donar es hepatitis B y C”.

TATUAJES 

“Son una limitante temporal de un año porque en un año a pesar de que te hayan inyectado o contaminado con equis causa, los marcadores virales suelen elevarse muy bien y en ese año se pueden detectar en los sistemas de laboratorio que utiliza el banco de sangre. Una persona con un tatuaje sí puede donar después de haber pasado un año con respecto a su último tatuaje, no importa la cantidad de tatuajes que tenga”.

TERCERA EDAD 

“Cuando tienen una recurrencia en las donaciones, la capacidad de donar se puede extender hasta los 65 años de edad, cuando es la primera vez, lo máximo son los 60 años por el riesgo que se vaya a sentir mal y se pueda descompensar, pero es por riesgo de él, su sangre está limpia. Hay gente muy saludable a esa edad y esa salud se refleja en las condiciones hemodinámicas”.

Personas LGBT “Lo único que buscamos tener en consideración son prácticas de riesgo; por ejemplo, una persona heterosexual puede tener las mismas o peores prácticas de riesgo que una persona de esa comunidad. Es indistinto con respecto a la orientación sexual e identidad de género de la persona, aquí le insistimos al donador que si él considera que tiene prácticas sexuales de riesgo que lo diga abiertamente”.