“Nos dieron poco tiempo para que sacáramos lo que pudiéramos y luego aventaron las maquinas para tumbar nuestras casas”, dijo Marisela Gómez, de 26 años, jefa de familia, quien dijo que en pocos minutos vio como era arrasada por el bulldozer su austera vivienda, construida con madera y laminas.
Marisela y sus pequeños hijos son una del centenar de familias que habitaban el predio desalojado por autoridades estatales y federales, donde hace un año habían creado un nuevo asentamiento irregular, invasión de por medio.
Ahora sin un techo para vivir, Marisela Gómez, al igual que Margarita Jiménez, quien está embarazada, tuvieron que buscar refugio entre amistades.
Ambas, como casi todos los desalojados, trabajan en maquiladoras, y su situación ahora es más crítica porque perdieron lo poco que tenían, incluidos los tres mil pesos que gastaron en construir sus austeras y pequeñas viviendas, que lucían destruidas, amontonadas sobre el predio invadido.
Las familias se posesionaron ilegalmente del terreno, ubicado en la parte trasera del sector cuatro de la colonia Hacienda Las Fuentes, donde pensaban constituir una colonia a la cual todavía no le habían puesto nombre.
Antes de derrumbar cada vivienda, los agentes y empleados de la compañía constructora propietaria del predio abrían las puertas a puntapiés y sacaban herramientas, tanques de gas que subían a camionetas.
“Nos robaron”, aseguró Marisela Gómez.