Un contribuyente que acudió a la oficina fiscal para tratar de cambiar a su nombre una camioneta Chevrolet Silverado 2005, que compró en 4 mil dólares, al darse cuenta que tenía reporte de robo inmediatamente se dirigió a la PGJE para entregarla y evitarse problemas legales.
Acompañado de su abogada el hombre acudió a la fiscalía especializada en robos y la puso a su disposición tratando con ello de quedar desligado de los problemas que se dejarán venir con el descubrimiento de la ilegal procedencia de la unidad.
Dijo que en la oficina fiscal al subir los datos de su unidad al Registro Público Vehicular (REPUVE) salió a relucir el reporte de robo.
Enterado de la situación que guardaba la unidad acudió ante la fiscalía y dijo que la camioneta él la había comprado con un vendedor ocasional, desconocido para él, quien le entregó documentación a cambio de 4 mil dólares.
Por la actitud del poseedor de la camioneta, se deduce que es comprador de buena fe, como lo alegó su abogada tomando en cuenta el precio que pagó por el vehículo que está acorde a la marca, tipo y modelo. Decidió perder los 4 mil dólares y no su libertad.