Fueron cinco minutos aproximadamente, suficientes para desatar una serie de situaciones que quedarán grabadas en la mentalidad de unos niños que desde sus aulas escucharon el estruendo de la metralla y alcanzaron a presenciar el escenario sangriento.
Estaban por salir de clases, esperaban la activación del timbre anunciando sus salida, pero en lugar de eso escucharon disparos en repetidas ocasiones.
Conforme al protocolo establecido en los manuales de casos de emergencia todos, a una indicación de sus maestros se tiraron pecho a tierra.
“No se asomen… no se levanten… permanezcan ahí en el piso” les gritaban los maestros mientras esperaban que la situación de riesgo pasara.
La maestra Hortensia Muñoz, lamentó que doña Enedina haya sufrido las consecuencias como víctima colateral.
“Era una luchadora incansable, la conocíamos desde que la escuela se fundó. A diario, con frío, calor o fuertes vientos, ella sacaba su modesto negocio. Era muy querida por los niños y los padres de familia. No había quien pasara frente a ella, sin detenerse a platicar o al menos un saludo en el trayecto a la escuela o a la casa”, indicó la mentora que estuvo al pendiente, hasta que la escuela quedó tranquila.
Tenía casi los 20 años que tiende de fundada la escuela, de acudir con su negocio.
Dijo que en otras ocasiones habían escuchado desde los salones, disparos a lo lejos, pero jamás habían vivido una situación de ésta naturaleza y menos con las lamentables consecuencias que presenciaron ayer poco después del mediodía.