CIUDAD DE MÉXICO
Con llanto y por momentos a gritos, desesperados, decenas de familiares de personas desaparecidas urgieron al Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, acciones inmediatas en la búsqueda de víctimas.
Cada familiar mostró al futuro Presidente una foto de su desaparecido o un expediente sin avances en las investigaciones y le manifestaron su esperanza en que la justicia transnacional acabe con la impunidad y ayude a localizar a sus seres queridos.
El encuentro sirvió para que AMLO variara su postura tradicional en el tema.
Por un lado, delegó en la Secretaría de Gobernación y al futuro Subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, la atención del tema de desaparecidos. Con ello desligó a la Secretaría de Seguridad y a su titular Alfonso Durazo de la atención a víctimas.
Y por primera vez en un discurso público asoció su propuesta de perdón a la aplicación de justicia.
"En el momento en que llegue a la Presidencia voy a pedir perdón a todas las víctimas de la violencia, y no sólo eso, voy a comprometerme a que va a haber justicia, sobre todo lo que humanamente esté de mi parte, voy a cumplir con ustedes. No están solos", prometió ante víctimas de Tamaulipas, Sinaloa, Veracruz y Guerrero.
Durante el Segundo Diálogo por la Paz, la Verdad y la Justicia, los oradores fueron interrumpidos una y otra vez por las víctimas, que, desesperadas, se hacían escuchar apenas veían una posibilidad para plantarse frente al tabasqueño.
Las integrantes de diversos colectivos, madres de hijos desaparecidos o asesinados, presentaron al Presidente electo un conjunto de medidas para que se adopten en la transición política hacia la pacificación, mediante el acceso a la verdad, la justicia, la reparación del daño y garantías de no repetición.
El espacio entre un ponente y otro fue aprovechado por las víctimas para soltar su dolor. Las voces, surgían de todos lados del Centro Cultural Universitario, en Tlaltelolco.
"Seguro es la última vez que me vea con vida, pero es necesario que me oiga: me van a matar por denunciar", gritó Fabián Sánchez, quien al contar el secuestro de su hija en Iguala, Guerrero, se desvaneció.
Javier Sicilia conminó a un minuto de silencio para las víctimas de la violencia, pero éste fue interrumpido por familiares que se dijeron hartos de callar por años sin encontrar justicia.
Al encuentro asistieron también, entre otros, representantes de la oficina en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos; del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados y del Comité Internacional de la Cruz Roja.