Estudian vía anti-Trump

Los opositores que tiene Donald dentro del mismo Partido Republicano temen que su retórica y campaña aleje a los votantes durante las elecciones generales

Washington, D.C.

Se acerca la hora de definir al candidato republicano, y Donald Trump es el mejor posicionado. 

Pero no por ello tiene asegurada la nominación: la Convención Nacional del Partido Republicano, del 18 al 21 de julio próximos, se presenta como la última oportunidad para que los detractores del magnate logren arrebatarle el liderazgo.

Si Trump no llega a la reunión programada en Cleveland, Ohio, con el número mínimo necesario de delegados -mil 237 representantes que deciden con su voto quién es el abanderado-, podrán forzar una convención abierta.

Es decir, una justa en la que nadie se haga con los votos necesarios en una primera ronda para que, en una segunda o tercera cuando los delegados ya no están obligados a votar por un precandidato en particular, surja la alternativa a Trump.

“Si no suma la mayoría, es juego limpio para cualquier otro buscar la nominación”, afirmó un estratega republicano al sitio web Politico.

Los opositores que tiene Trump dentro del mismo Partido Republicano temen que su retórica y campaña aleje a los votantes durante las elecciones generales de noviembre.

“Hay mucha frustración principalmente porque la clase dirigente del partido piensa que muy probablemente (Trump) perdería en la elección general”, dijo a REFORMA el politólogo Scott Spitzer de la Universidad Estatal de California en Fullerton.

Actual puntera para la candidatura de ese partido, la ex Secretaria de Estado Hillary Clinton ya tiene una ventaja de al menos 12 puntos porcentuales sobre el magnate en un duelo hipotético, según un promedio de sondeos nacionales de Real Clear Politics.

Pero la estrategia de una convención abierta conlleva varios peligros.

Entre ellos, despertar el descontento entre los seguidores que ya han votado por Trump.

“El Partido Republicano estaría arruinado totalmente. Estaría destruido. Porque los votantes de Trump no son gente callada. Está gente ya está enojada. Imaginemos que más enojada estaría si sienten que la elección les fue robada”, concurrió Spitzer.

Y siempre existe el riesgo de que Trump sí consiga los mil 237 delegados necesarios para el 7 de junio -la última ronda de primarias- y se asegure así la nominación en una primera votación.

Un análisis del sitio de estadística electoral FiveThirtyEight señala que lo más probable es que el magnate se quede corto por poco. Pero otros expertos advirtieron que no eso no se puede dar por sentado.

“La verdad es que sigue ganando en las primarias”, afirmó Spitzer.