Ante la necesidad que tienen de trabajar adultos mayores desempleados, quienes ofrecen sus servicios técnicos en calles y plazas, funcionarios del Programa de Microcréditos los exhortan a que se integren en núcleos solidarios de sus respectivas colonias para que reciban financiamiento como capital de trabajo.
José Guadalupe Rodríguez Bermúdez, coordinador regional del programa, manifestó que la dependencia está en disposición de apoyar a todos los adultos mayores que bajo las inclemencias del tiempo recorren calles o se asientan en plazas o esquinas ofreciendo los servicios de sus distintos oficios.
Comentó que son gente trabajadora que se encuentra desempleada porque sobrepasaron el rango de edad que exigen las empresas para darles un empleo formal.
Sin embargo cuentan con suficiente experiencia laboral, tienen ganas de trabajar y merecen una oportunidad que el Programa de Microcréditos les puede dar, subrayó el funcionario.
Dijo que para recibir los microcréditos deben de cumplir los requisitos, que son mínimos pero indispensables para que los objetivos institucionales se cumplan.
El principal es que busquen integrarse a un núcleo solidario en la colonia donde residen, que tengan un arraigo (residencia) de cuando menos tres años y que cuenten con la confianza plena de los demás integrantes del grupo.
Dijo que esta metodología en la asignación de los microcréditos evita que algunos integrantes del núcleo solidario posteriormente dejen el compromiso de los pagos a los demás miembros del grupo, ya que entre ellos existe una convivencia de años y confianza mutua en la solvencia moral de cada uno.
Agregó que los adultos desempleados también pueden integrar un nuevo núcleo solidario con sus vecinos más allegados, en un promedio de ocho a 10 personas o más, para que se les asignen microcréditos individuales que van de tres mil 500 a ocho mil pesos en las primeras tres etapas, hasta llegar a la última que es de 30 mil pesos a cada uno.
Ese dinero los desempleados lo pueden invertir colectivamente para montar talleres y abastecerse de material de trabajo, buscando una cartera de clientes fijos.
También lo pueden ocupar para poner individualmente otro tipo de pequeños negocios familiares, de alimentos por ejemplo, comprando los insumos necesarios.
En ambos casos el recurso económico se aplica para generar fuentes de autoempleo, y que los microacreditados de la tercera edad ya no tengan que andar recorriendo calles y plazas en busca de trabajo, del sustento diario, apuntó Rodríguez Bermúdez.