Arlington, EU
El buen momento que atraviesan Aaron Rodgers y sus Empacadores fue la medicina perfecta para acabar con el ímpetu de los Vaqueros.
Green Bay logró ayer la octava victoria consecutiva de la temporada tras vencer 34-31 a Dallas con un zapatazo de 51 yardas de Mason Crosby cuando expiraba el reloj, por lo que ahora se medirá con Atlanta en la Final de la NFC.
Pero fue una recepción del ala cerrada Jared Cook, cerca de la línea de banda, la que mantuvo viva una serie que coronó Crosby con su segundo gol de campo de más de 50 yardas dentro de los últimos dos minutos de partido, algo que ningún otro jugador había logrado en la postemporada de la NFL.
“Fue un pase perfecto de Aaron (Rodgers)”, resaltó Cook, quien llegó esta campaña a Green Bay, a ESPN.
Hasta el tercer cuarto, los Empacadores parecían tener controladas las acciones al gozar de una ventaja de 15 puntos, sin embargo, el novato pasador Dak Prescott logró dos pases de anotación, el primero con Jason Witten y el segundo para Dez Bryant, y acarreó el ovoide para consumar una conversión que igualó el marcador (28-28).
Fue entonces cuando minutos después llegó el desafío de los pateadores. Con 1:33 en el cronómetro, Crosby puso adelante a su equipo con un gol de campo de 51 yardas; Dan Bailey no se quedó atrás con otro de 52, a falta de 35 segundos, y Rodgers y Cook acercaron lo suficiente a su pateador para finiquitar el encuentro y salir con el triunfo de patio ajeno.
Los Vaqueros estuvieron cerca de emular lo que hizo el mismo equipo de la Estrella Solitaria en 1972 cuando superaron un déficit de 15 puntos entrando al último cuarto en un duelo de Playoffs.
Dallas no tuvo un mal juego, pues tanto Ezekiel Elliott y Dez Bryant rebasaron la centena de yardas por carrera y recepción, respectivamente, además, Prescott lanzó para 302, 54 menos que Rodgers, lo que tuvo fue la mala suerte de toparse con Green Bay.