Joaquín “El Chapo” Guzmán advirtió a los policías federales que lo detuvieron, que en caso de no liberarlo irían a rescatarlo y seguramente correría mucha sangre.
Fue el segundo intento que el líder del Cártel de Sinaloa hizo para que lo dejaran ir. El primero consistió en intentar sobornar a dos agentes.
De acuerdo con documentos y testimonios recabados, “El Chapo” fue interceptado cuando viajaba en un Focus rojo acompañado de su jefe de seguridad, Jorge Iván Gastélum, “El Cholo Iván”.
Una patrulla de la Policía Federal, que previamente recibió el reporte de un auto rojo robado, le marcó el alto a la altura del kilómetro 3.5 de la carretera México 15, tramo Los Mochis,Navojoa.
Iba conduciendo “El Cholo Iván”, quien se detuvo en el acotamiento pocos minutos después de las 9:00 horas del 8 de enero.
Empuñando su arma de cargo, uno de los agentes se acercó al auto y pidió al conductor que descendiera. “El Cholo Iván” bajó del Focus.
“Hazme el paro, comandante”, le dijo “El Cholo Iván”, mientras el federal le apuntaba.
En ese momento llegó de refuerzo otra patrulla de la Policía Federal que fue alertada también sobre el auto rojo robado en Los Mochis.
“El Chapo” descendió del Focus, maloliente y vistiendo la ya conocida camiseta blanca de tirantes completamente sucia.
“¿No saben quién soy?”, preguntó el capo.
Un agente le contestó que sí y, acto seguido, lo sometió en plena carretera, entre campos de cultivo. Otro policía hizo lo mismo con “El Cholo Iván”.
La intención de los federales que detuvieron al narcotraficante era llevarlo a instalaciones militares, pero en el camino observaron a lo lejos la presencia de varias camionetas sospechosas.
A bordo de la patrulla, “El Chapo” ofreció a los agentes dinero, casas y hasta empresas para que lo dejaran ir. Lo hizo sereno y en tono amable, ni siquiera soltó groserías.
“No, señor, permítanos”, le respondieron los agentes en varias ocasiones.
Cuando los policías llevaron a Guzmán Loera al hotel Doux, éste subió el tono de su advertencia.
“Mejor libérenme porque van a venir por mí y va a haber muchos muertos, puede correr mucha sangre”, les dijo.
Mientras dos federales cuidaban a los líderes del Cártel de Sinaloa, los otros se parapetaron ante un eventual intento de rescate.
Entre la tensión, la Marina llegó minutos después por lo que, sentado en la cama de la habitación 51, “El Chapo” finalmente aceptó la recaptura.