Cd. de México
Ayudar primero a quienes quedaron atrapados en inmuebles colapsados y después a sus familias, controlar el paso de personas a las zonas de emergencia pese a la insistencia de muchos voluntarios y contener el temple castrense, fueron las acciones que, conforme a protocolo, realizaron los militares que colaboraron tras el sismo del pasado 19 de septiembre en esta capital.
En su experiencia, relataron efectivos de las Fuerzas Armadas, hubo buenos momentos, como el agradecimiento y el apoyo de la población con la que tuvieron, por unos días, una relación más cercana, pero también malos ratos, marcados por los reclamos de quienes cuestionaron su labor.
“También somos seres humanos”
Armando Nandi, teniente de Infantería Paracaidista, refirió que aunque un militar debe conservar su temple, presencia y carácter fuerte en todo momento para dar seguridad a la ciudadanía, eso le resultó complicado cuando laboraba entre los escombros del edificio ubicado entre Laredo y Ámsterdam, en la Colonia Roma.
El militar de 25 años presenció el rescate de siete personas, de las cuales sólo una estaba con vida.
En su memoria, dijo, lleva marcados los instantes en los que tuvo que soltar alguna piedra, para levantar el puño en señal de silencio, con el corazón palpitando ante la esperanza de vida entre los bloques de concreto.
Nandi contó que esta fue su primera vez en un desastre de este tipo, donde a pesar de sus esfuerzos, los actores, situaciones y hallazgos le hicieron derramar lágrimas.
“La persona con vida, me acuerdo, era Sergio, todas las personas que estaban ahí le gritaban, le decían que se iba a recuperar y fue un momento muy emotivo”, narró.
“También cuando sacamos el último cuerpo se cantó el Himno Nacional y fue algo que la verdad nos llenó de sentimiento. Unas lágrimas sí, unas pocas”.
Sin embargo, aclaró, no se apena de llorar en esos momentos, pues al final, su cargo no extingue sus sentimientos.
“A pesar de ser militares y del carácter, pues somos personas y al ver a nuestra gente, a la población civil, sufriendo este tipo de cosas, sí nos llega al corazón”.
“Batallamos con la población”
En los filtros para accesar al inmueble colapsado donde laboraban contadores, en el edificio de Álvaro Obregón 286, estuvo el sargento segundo Sotero González, quien se enfrentó a reclamos de quienes pretendían acceder al inmueble a toda costa.
Lo que no entendían, sostuvo, es que al limitar el paso, los uniformados guardaban el orden del sitio y seguridad de las personas.
“Batallamos con la población, porque todo mundo pretendía ingresar al lugar, entonces tratábamos de buscar la forma de contenerlos para evitar algún accidente”, dijo.
Se enfrentó con personas, recordó, que buscaban a amigos y conocidos en ese sitio y que trataban de acercarse a la zona cero, sin saber que, al igual que ellos, él no sabía de su familia.
“Algo desesperante, en virtud de no saber de las familias, de nuestra familia en específico, después de lo ocurrido sí hay que comunicarnos con nuestras familias para saber cómo se encontraban ellos”, dijo.
“Ese es nuestro trabajo, todos los que estamos en el medio, sabemos que está primero la integridad física de las personas, antes que nuestras familias y nosotros mismos”.
“El apoyo de la gente, eso me llevo”
Raúl Morales, teniente de Infantería en sus 28 años en el Ejército Mexicano, y con al menos cinco atenciones a zonas de desastre, aseguró que lo vivido tras el sismo del pasado 19 de septiembre ha sido la experiencia más impresionante de su vida.
“Fue una experiencia fuerte, más que todo por las pérdidas humanas, por los edificios colapsados”, expuso.
El mando realizó retiro de escombros y acciones de coordinación en el edificio caído de Edimburgo y Escocia.
A pesar de la tristeza por ver a gente perder a sus familiares y el techo donde habitaban, afirma, se sintió orgulloso de la unión de los mexicanos.
“No importaba la hora, dos, tres, cuatro, cinco de la mañana, seguíamos. El apoyo de la gente eso me llevo la verdad. O sea, no habíamos visto tanto el apoyo de la gente”, dijo.
“Fue muy triste no rescatar vivos”
A Valerio Fernández, capitán segundo de Sanidad, le tocó laborar en Puebla 282, en la Colonia Roma, entre la urgencia de descontaminar ese laboratorio, y la esperanza de encontrar sobrevivientes.
Fernández explicó que debido al tipo de inmueble, el primer paso fue descartar sustancias químicas nocivas para la población.
“Recuperar las sustancias químicas, posteriormente clasificarlas, hay sustancias químicas que no pueden estar juntas por el riesgo de una reacción química, posteriormente se hizo la extracción de los agentes biológicos porque había cepas que tenían ellos para muestras y para estudios propios de laboratorio”, aseveró.
Empero, la noticia triste para quienes acudieron a este lugar, señaló, es que no recuperaron personas con vida.
“Es una mala experiencia, uno siempre va con la esperanza de encontrar personas vivas, o recuperar a alguna persona con vida y sí es un impacto, triste, ver que ya no puede uno recuperar personas con vida”. (Reforma).