Los Ángeles, EU
La última vez que los Dodgers estuvieron 0-2 en una Serie Mundial, un joven mexicano de 20 años de nombre Fernando Valenzuela los revivió en el tercer encuentro y los encaminó a ganar el título de las Grandes Ligas en 1981.
“El Toro de Etchohuaquila” lanzó uno de esos juegos completos que ya no se ven en esta época en la que existe un uso excesivo de relevistas. En nueve entradas, el zurdo sonorense hizo 147 pitcheos, permitió 9 hits y 4 carreras (2 jonrones), además de que regaló 7 bases por bolas y ponchó a 6.
Aunque Valenzuela ya no volvió a aparecer en aquel Clásico de Otoño por decisión del mánager Tom Lasorda, Los Ángeles ganó los próximos tres choques a los Yanquis de Nueva York y se coronó campeón en seis duelos.
Sin embargo, aquellos Dodgers no fueron los primeros en levantarse de un 0-2, ya que la franquicia también lo hizo en las Series Mundiales de 1955 (el único gallardete que obtuvieron en Brooklyn con Jackie Robinson) y 1965, cuando eran liderados por Don Drysdale y Sandy Koufax, quien fue nombrado el Jugador Más Valioso.
Curiosamente, la novena californiana volverá a encomendarse en un novato para tratar de levantarse de la lona: Walker Buehler.
“No creo que mañana (hoy) sea a matar o morir como lo es un Juego 7, obviamente. Definitivamente hay algo de presión por el hecho de estar abajo 2-0 en la serie, pero para esto nos preparamos y para esto jugamos, así que creo que es una buena presión”, declaró el pitcher derecho.
Buehler, cuya recta alcanza las 100 millas por hora, fue el mejor serpentinero de Los Ángeles en las últimas semanas del rol regular, al compilar una efectividad de 1.55 en sus 12 aperturas finales.
En la postemporada tiene 3 salidas, destacando su labor de 7 ponches y una carrera en 4.2 innings en el séptimo duelo de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional ante los Cerveceros de Milwaukee.
“Tiene muchas herramientas, pero lo más importante con Walker es que le va bien cuando tiene un buen control de su recta”, comentó el mánager Dave Roberts.
Lo cierto es que de nada servirá una joya de Buehler si los bats de los Dodgers, que promedian .200 (10-2) con corredores en posición de anotar, no despiertan.