MÉXICO
Demacrado, desnutrido, desnudo y con el estómago repleto de gusanos. Así fue como una activista danesa encontró hace un año a Hope, un pequeño nigeriano de dos años, que llevaba ocho meses mendigando agua y alimento en las calles de su pueblo, luego de que sus padres lo abandonaron porque estaban convencidos de que era un brujo.
Cuando la activista Anja Ringgren Loven, que dirige la ONG African Children's Aid Education and Development Foundation, encontró a Hope, se acercó a él y le ofreció comida y agua. El momento fue inmortalizado en una fotografía que rápidamente se volvió viral.
Un año después, el pequeño Hope, llamado el "bebé brujo", parece un niño completamente nuevo. Visiblemente mejor alimentado, el menor está ya muy lejos del estado crítico en el que llegó a un hospital y pasó días en tratamiento para eliminar los parásitos de su vientre y transfusiones diarias de sangre para aumentar la cantidad de glóbulos rojos en ella.
Desde que se encontró con el pequeño, Anja ha compartido los avances que ha tenido Hope a través de su página de Facebook. "No sé cómo describirlo con palabras. Esto es lo que hace la vida tan bella y valiosa", escribió dos días después de rescatar al niño.
En una nueva foto de la ONG DINNødhjælp en Facebook, se ve a Hope bastante recuperado y con su nuevo uniforme de colegio, la imagen es de su primer día de clases. En la foto ambos posan de la misma forma que la primera vez, mientras ella le da de beber un poco de agua.
"Como pueden ver Hope está creciendo y es un niño guapo, sano y muy feliz gracias al tremendo amor y cuidado que recibe todos los días del personal y de los niños. Donde hay amor, hay esperanza", escribió Anja en uno de los vídeos que compartió en la red social.
El post fue compartido el 30 de enero, cuando se cumplió justo un año del rescate de Hope. Ha sido compartido más de mil 500 veces y recibió más de 10 mil reacciones en Facebook, donde logró viralizarse como la primera vez.
¿POR QUÉ EN NIGERIA SE ACUSA DE BRUJOS A LOS NIÑOS?
En Nigeria, algunos líderes religiosos acusan a niños pequeños de brujería. De esta forma convencen a los padres de que el menor requiere de exorcismos que luego estos líderes cobrarán. La asociación a la que Anja pertenece le da refugio a estos niños.
Tras ser acusados de brujería, los niños son abandonados, privados de comida y agua, golpeados, quemados con fuego o ácido e incluso asesinados.
En Nigeria, las familias suelen ser extremadamente pobres y algunas veces se ven incluso aliviadas por tener una boca menos que alimentar. La pobreza, el conflicto y la baja educación son terreno fértil para estas acusaciones de presunta “brujería”, desencadenadas tras la muerte de un familiar, la pérdida de un empleo o algún patrimonio o hasta la denuncia de un pastor que busca llamar la atención, señala el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
La idea de la brujería no es nueva, pero ha cobrado fuerza en últimos años, en parte por el rápido crecimiento de las ramas cristianas evangélicas en el país. Organizaciones defensoras de los niños dicen que en un periodo de 10 años, unos 15 mil fueron acusados en dos de los 36 estados nigerianos.