Washington, D.C.
El Manual de Campo del Ejército estadounidense contiene las normas sobre interrogatorios que prohíben los métodos crueles empleados después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, pero un apéndice poco conocido sí admite la privación de sueño y otras técnicas sensoriales que para muchos equivale a soslayar la prohibición de la tortura.
Interrogadores profesionales y grupos internacionales defensores de los derechos humanos quieren que se elimine por completo el Apéndice M del Manual, que está siendo revisado por orden del Congreso. Funcionarios del gobierno federal insisten que el Apéndice M no admite el maltrato de los detenidos y que todas las secciones del manual se deben aplicar de manera tal de que aseguren un trato humanitario.
“Hemos pedido cambios en el Manual de Campo del Ejército y en particular el Apéndice M durante años”, dijo Raha Wala, asesor legal de defensa e inteligencia del grupo Human Rights First. “No había impulso. Ahora tengo la impresión de que por primera vez en años, existe interés en verlo”.
El favorito para ganar la candidatura presidencial republicana, Donald Trump, se ha expresado a favor de volver a emplear la tortura, en particular el llamado submarino, o ahogamiento simulado. “No tienen reglas. Decapitan gente,. Ahogan a 40, 50, 60 personas a la vez en grandes jaulas de acero, las sacan una hora después, todos muertos. Adicionalmente, nosotros trabajamos con un conjunto distinto de parámetros”, dijo Trump en el debate del jueves al justificar la tortura de milicianos del Estado Islámico capturados para obtener información.
Mark Fallon, quien tiene 30 años de trayectoria en la policía y contrainteligencia, dijo que la ley nacional y el derecho internacional prohíben el submarino y otras técnicas de interrogatorio “acentuado”.
“No creo que el Apéndice M tenga mucha validez”, dijo Fallon. “Creo que puede abrir la puerta a las clases de abusos que hemos visto antes”.
Fallon encabeza la comisión de investigaciones del Grupo de Interrogatorio de Detenidos de Valor Elevado, un equipo integrado por agentes del FBI, el Departamento de Defensa y las agencias de inteligencia encargado de obtener información de extremistas violentos en Estados Unidos y ultramar. Fue uno de la veintena de firmantes de una carta a los precandidatos presidenciales que los exhortaba a rechazar la tortura y los tratos crueles. Todos los firmantes eran profesionales de seguridad nacional, policía, inteligencia e interrogatorio.