¿Le duelen los pies? La culpa es de los zapatos

De ellos depende la salud de las articulaciones y nuestra capacidad para caminar erguidos

De nuestros pies depende la salud de nuestras articulaciones, nuestra capacidad para caminar erguidos e, incluso, para optimizar el rendimiento deportivo, por citar solo algunos ejemplos, pero lo cierto es que buena parte de la población general sigue ignorando su cuidado y sus necesidades. Gracias a los 26 huesos, 33 articulaciones y 107 ligamentos que los componen es posible moverse de un lugar a otro, garantizar la estabilidad necesaria, y soportar el peso. Pero, su maltrato puede ser la causa del dolor de rodillas, problemas de menisco, males en la cadera o en la columna vertebral (lumbalgias, ciatalgias y discopatía vertebral, entre otros). Por eso y como defiende Álvaro Iborra, codirector de Avanfi-tulesióndeportiva.com y especialista en terapias mínimamente invasivas guiadas por ecografía, es importante transmitir a la población “la necesidad de elegir el calzado apropiado”.

“Claramente no es lo mismo llevar un zapato que otro o escoger una determinada zapatilla por su color, porque está de moda o porque nos dicen que es la mejor. La mayoría de los problemas y lesiones que llegan a las consultas se deben a que el paciente realmente desconoce qué tipo de pie y pisada concreta posee”, advierte Ángel de la Rubia, presidente de la Asociación de Podología Deportiva, cofundador de Tulesiondeportiva.com y director del Centro Terapéutico del Pie Siglo XXI. Manuel Villanueva, traumatólogo, maratoniano y director médico de Avanfi-tulesióndeportiva.com, añade: “El uso de calzado inapropiado puede elevar el riesgo de deformidades adquiridas de los pies, mal apoyo o lesiones en el deporte y en la vida diaria”.

¿CÓMO AFECTA  EL DISTINTO CALZADO A NUESTROS PIES?

Las sandalias y las chanclas

A menudo, provoca lesiones como la fascitis plantar, dolor de talones o de empeine, tendinitis de Aquiles, durezas en el borde interno del dedo gordo, principalmente, por la falta de sujeción, ya que no logran mantener la estabilidad y amortiguación necesarias para una correcta deambulación.

El calzado plano

Contrariamente a ciertos falsos mitos difundidos, no es el más adecuado. Contar con dos o tres centímetros de tacón es más saludable porque permite repartir convenientemente la presión entre el talón y el antepié o la región metatarsal. El contrafuerte debe ser acolchado para evitar roces en el talón.

Zapatos de tacón

El problema de este tipo de calzado, amado por la población femenina, es la distribución del peso entre el antepié y el retropié, según la altura. Así, con cero centímetros de tacón, el retropié soporta el 57% del peso y el antepié el 43%, mientras que con dos centímetros de tacón, el retropié soporta el 50% del peso y el antepié el otro 50%. Si vamos sumando centímetros, nos encontramos que con cuatro centímetros los porcentajes son del 43% y 57%, respectivamente

Zapatillas de deporte

Constituyen el calzado ideal por sus características de amortiguación y estabilidad. La industria del calzado deportivo ha experimentado una verdadera revolución en los últimos años con la incorporación de nuevos materiales que hacen que los deportistas sufran menos lesiones y, de esos mismos avances, se viene beneficiando también el atleta popular e, incluso, el ocasional.

Calzado casual

En la última década el mundo de la moda se ha impregnando de este tipo de calzado que se sitúa a medio camino entre el zapato clásico habitual y el deportivo. Constituye, sin duda, una opción adecuada para uso diario, ya que permite ir bien calzado, ir a trabajar sin las estridencias que podría provocar vestir zapatillas en la oficina.

CONSEJOS PARA LA SALUD DE LOS PIES

1 Lavarse los pies diariamente con agua templada y un jabón neutro. La duración del baño no debe ser mayor de 5 minutos, ya que puede reblandecerse la piel sana y producir maceración.

2 Para suavizar la piel y mantenerla hidratada, se puede aplicar, después del secado, una crema emoliente mediante un masaje ligero. Nunca se debe aplicar pomada entre los dedos.

3 Los calcetines deben cambiarse a diario, no deben apretar y preferentemente deben ser de fibras naturales (algodón o lana). Las fibras artificiales aumentan y concentran el sudor con el correspondiente aumento de humedad mantenida durante horas en sus pies.

4 El calzado tiene que ser transpirable (de piel). Debe ser ancho, cómodo, que proteja de los pequeños traumatismos. Con el aumento de la temperatura los pies tienden a hincharse y si su calzado es inadecuado el riesgo de roce y la aparición de ampollas aumenta.

5 No andar descalzo, sobre todo en piscinas, ya que existe riesgo de contaminación por microorganismos patógenos.