Guadalajara, Jalisco
Tras su despido del Atlas, en la mente de Rubén Omar Romano hay una palabra fuerte: traición.
Al técnico lo dejaron intranquilo las formas que utilizaron para cesarlo. Tras el regreso de Veracruz, una vez que todos los jugadores se fueron del club, habló a solas con el director deportivo, Fabricio Bassa, quien le comunicó que su proyecto había llegado a su fin.
“No me pude despedir de nadie. En la mañana se fueron todos en sus autos y, cuando se fueron todos, me lo dicen. Por eso digo que las cosas son un poco chuecas. Con el tiempo uno se da cuenta si lo traicionan o no lo traicionan y quién estuvo conmigo, quién estuvo cerca. Nunca fue de frente y por atrás manejó otras cosas”, lamentó Romano.
¿Quién no le dijo la verdad? ¿Quién lo traicionó? Su cabeza no descansa.
“Mi lectura es que algo chueco se jugó por dentro, pero bueno, es factible cuando uno acepta condiciones que no son las que uno pretende, pero (rescato) el hecho de volver a estar trabajando y a tener una revancha con la gente del Atlas, que quiero y me identifico mucho con la afición, más allá de que pueda tener detractores.
“No sé qué se jugó chueco por dentro. De que alguien habrá jugado chueco no tengo dudas, porque no puede ser que después del partido del Puebla estemos hablando de pretemporada y buscando los puntos que necesita el equipo para la próxima temporada, para no equivocarnos, y que de repente aparezca esto”.
El impacto fue muy fuerte, pues no se lo esperaba, ya que días antes habían preparado el siguiente torneo.
“No puedo darte ninguna versión porque estoy sorprendido y tocado, porque no le encuentro ninguna explicación: esta semana, después del triunfo con Puebla, estábamos hablando de las posiciones que hacían falta para hacer un equipo que peleé un título, de la planificación de la pretemporada con tiempo, entonces, no encuentro la explicación”.
Romano no quiso decir que Bassa influenció su salida, pero en su voz había desconfianza.
“Mira, si es así, sería muy mala leche, porque me ha demostrado todo lo contrario: un acercamiento conmigo y está identificado. El tiempo nos va a decir lo que se tejió y se manejó a espaldas”.
CHECA
El error de Guzmán.- En su análisis, Romano expuso que el presidente Gustavo Guzmán, quien está en Europa, se equivocó al avalar el armado del equipo.
“Guzmán es una buena persona, de calidad, más allá de que me imagino que tiene acá un consejo de atlistas que nunca hicieron nada por el club y que le comen la cabeza y el oído. Se equivocó en el armado del equipo, en no tomar decisiones y echar a un técnico en la Jornada 2”, sentenció Romano.
Cumpleaños.- Luego de salir del club, Romano tenía una cita a la que llegó destrozado: el cumpleaños 10 de una de sus nietas.
“Desilusionado, anímicamente no estoy bien, pero tengo la necesidad de estar en el cumpleaños de mi nieta, con muy poco ánimo de estar acá, pero tengo que estar. Lo más importante es que esto sigue y la familia es lo más importante”.
Mala estructura.- Aunque no se justificó por el plantel que tuvo en su paso efímero por los Zorros, recalcó que no era una plantilla amplia.
“De que el equipo está mal estructurado, también lo dicen los mismos dirigentes, que la estructura fue muy mala, en la toma de decisiones se equivocaron”.
Precipitado.- Le llamaron después de la Jornada 2 tras el despido de José Guadalupe Cruz y el timonel se mostró inseguro de responder si había sido precipitado su vínculo con el Atlas.
“Después de pensar, puede ser que sí... pero, la verdad, no me arrepiento porque en mi cabeza estaba volver a trabajar y estar en una cancha, donde a mí me gusta estar y transmitir lo que sé, lo que quiero”.