Dos de los cuatro ocupantes de una camioneta Chevrolet Silverado resultaron gravemente heridos al quedar enmedio de un tiroteo que se registró en el entronque de la brecha 108 con 22 norte y la carretera a Río Bravo, ayer por la mañana.
Padre e hija, se dirigían a Río Bravo a realizar algunas compras como parte de los preparativos para el festejo del Día del Padre, que se llevaría a cabo en el templo al que asisten semanalmente, cuando sorpresivamente la camioneta en que viajaban fue alcanzada por varios proyectiles.
Con Ramiro Rivera y Galilea Rivera Tinajero, viajaban Dora Elia Tinajero y el menor Ramiro, de sólo 3 años, quienes resultaron ilesos. Serían aproximadamente las 8:00 horas de ayer, cuando la familia Rivera Tinajero, salieron del ejido Ampliación de Río Bravo, con rumbo a un centro comercial donde comprarían lo necesario para el festejo del Día del Padre.
Alcanzaron a llegar por la brecha 108 al entronque con la carretera, cuando sorpresivamente se escucharon detonaciones y escucharon cuando los cristales de la camioneta se rompían. Dora le gritó a su esposo “dále, dále, que son balazos”, pero se electrizó cuando su cónyuge le dijo: “no puedo… ya me dieron”.
Quedó a punto del infarto, cuando enseguida su niña Galilea, se quejaba de fuertes dolores en la espalda y vio que empezaba a sangrar copiosamente.
Sin dudarlo, ella tomó el volante de la camioneta y enfiló hacia el Hospital General de Río Bravo, pero por la gravedad de las lesiones, los médicos les recomendaron que trasladaran a los heridos al Hospital General de Reynosa, donde finalmente quedaron internados.
Ayer por la tarde, Ramiro estaba siendo intervenido, en un intento por rescatarlo de las garras de la muerte. La pequeña Galilea sería sometida a estudios de rayos X, para detectar los estragos que le dejaron los proyectiles en su cavidad abdominal.
El reporte médico que escuchó el oficial secretario Ernesto Escobar Pedraza, fue en el sentido de que ambos se encontraban bastante graves.
NO VIERON NADA
Dora Elia Tinajero, dijo que ella sólo escuchó los disparos y el ruido de los vidrios de la camioneta al quebrarse. No supieron de dónde provenían los proyectiles, sólo alcanzaron a ver una camioneta blanca que se desplazaba velozmente por el lugar.
Descartaron un atentado directo y la angustiada madre de familia, quedó convencida de que “estuvimos en el sitio equivocado, en un mal momento”.
“Nosotros somos gentes de trabajo; mi esposo no tiene vicio alguno, ni fuma, ni toma, se dedica al campo y los domingos acostumbramos ir al templo… no tenemos enemigos a tal grado”, explicó a las autoridades.