Ciudad de México
En el par de ocasiones que los Pumas han jugado en casa este torneo Apertura, sus seguidores no le han dado ni el beneficio de la duda al estratega auriazul. Sin siquiera haberse emitido el pitido inicial al “Gatillero” ya le habían llovido rechiflas y abucheos, pero en ambos duelos ha salido sonriente y con los tres puntos en la bolsa.
Esa no fue la única encrucijada que vivió Paco antes del encuentro. Primero tuvo que lidiar con la ausencia de su capitán Gerardo Alcoba y apostar por José Antonio García para hacer dupla con Luis Fernando Quintana; su zaga 100 por ciento canterana funcionó.
Aun así se encontró más piedras en el camino que lo obligaron a dejar a un lado su constante estrategia de cambiar jugador por jugador y no arriesgarse a mover posiciones.
La lesión de Néstor Calderón previo al entretiempo lo orilló a ingresar a Joffre Guerrón, aún sabiendo que el ecuatoriano se desobliga de la marca y así, como obra de la casualidad, el volante fue el hombre que revolucionó al equipo y abrió la llave para que los Pumas se fueran arriba en el marcador asistiendo a Nicolás Castillo. En la naciente justa esta fue la mejor exhibición del refuerzo felino quien así como su técnico cambió los abucheos por aplausos cuando abandonó el terreno al 86’, luego de que Palencia no se tentara el corazón para darle ingreso a Alan Acosta para buscar amarrar el resultado.