Una noche coincides con un desconocido frente al refrigerador saqueado durante una fiesta. Te sientes como una astronauta que ha podido escapar de una hecatombe en la Tierra y que se ha encontrado a otro sobreviviente de su misma especie, contemplando las botellas vacías dentro del refrió, como si fueran los últimos restos de la civilización. Entonces, de repente, te encuentras calculando si invitarás o no a tus excompañeros de trabajo a tu boda, qué escuela escogerás para tus hijos, qué abogado llevará los papeles del divorcio, la tenencia compartida y la división de bienes y, finalmente, te ves llorando junto a sus examantes en su velorio, y todo esto sucede antes de saber siquiera el nombre de pila de esa persona.
O no. Quizás acabarás salvando al mundo en una nave espacial con ambos disfrazados de superhéroes. O tal vez, tengas que hacer como Marshall Eriksen (el personaje de Jason Segel en Cómo conocí a tu madre) y primero deberás que enviudar mentalmente para dar rienda suelta a estas melodramáticas relaciones imaginarias.
Si bien este un tópico que ha sido explotado como un disparador de la ficción y el humor, es un tema omnipresente en la cultura pop, como lo demuestra este ranking de Flavorwire, encabezado por la tierna película Lars y una chica de verdad, protagonizada por Ryan Goslig; el divertido episodio de Rockefeller Plaza, en que Liz Lemon (Tina Fey) nos presenta a Mike Dexter, el imaginario novio astronauta al que le gusta besar y las competiciones de baile, o la presunta novia canadiense de Brian Johnson (el genio nerd interpretado por Anthony Michael Hall en la inolvidable comedia juvenil El club de los cinco).
Este tópico, junto a alguna que otra experiencia personal, fue lo que inspiró durante una hackaton en 2013 a Matt Homann y Kyle Tabor, los creadores Invisible Boyfriend e Invisible Girlfriend. Esta app ofrece un chatbot donde puedes personalizar un perfil de tu pareja de fantasía: fotos, edad, personalidad y hobbies. Además, tienes que crear la historia de cómo lo conociste, completando un texto con sugerencias para escoger y rellenar espacios en blanco. A partir de ese momento, entran en acción los contenidos que más de 600 copywriters crean para la aplicación.
Aunque por ahora es más reactiva que proactiva, es decir, que tú comienzas la conversación y tu novio o novia invisible te contesta en función de la información que hayas brindado previamente, la idea es revertir esta dinámica.
Un aspecto distintivo en relación a las app de dating, es que los contenidos para adultos y el sexting son filtrados porque sus creadores están más interesados en la interacción, en la dinámica de intercambio que tendrías, por ejemplo, con un amigo por correspondencia.
Su objetivo es crear un dispositivo digital que cree confianza en ti mismo, levante tu autoestima y aligere la presión social de tu entorno para que consigas pareja.
Además, como afirmaron sus creadores a Wired, debido al éxito que han obtenido están pensando en ofrecer otros servicios como Invisible Coach Life o Invisible Therapist. Desde su lanzamiento en enero de este año ya cuenta con más 70.000 novios y novias imaginarias.
La creación del perfil es gratis pero tienes que pagar 15 dólares para recibir 100 sms. Y también ofrecen un servicio Premium: por 25 dólares por mes, además de los sms, recibes 10 mensajes de voz y hasta una carta escrita a mano. De momento, solo se puede utilizar en USA pero visto el crecimiento exponencial que ha tenido, no sorprendería que pronto se expanda más allá de sus fronteras.
Si es cierto eso de que la realidad está sobrevalorada, en la nueva economía digital de la soledad (¿Alguien dijo Her o Black Mirror?) con apps como estas, ¿quién necesita parejas y/o amigos de verdad?