México.
Si bien la relación México-Estados Unidos se encuentra en una situación especialmente compleja, no está en su peor momento, como ocurrió durante la primera mitad del siglo XIX con la pérdida de más de la mitad del territorio mexicano.
La relación bilateral ha sido “muy compleja y, al principio, muy conflictiva”, derivado de una nación como la estadounidense que surge con una idea de expansión territorial, lo que significó para México varios conflictos armados, expresó el investigador de El Colegio de México (Colmex), Reynaldo Ortega.
Así, dijo, la relación ha pasado a lo largo de 200 años por diferentes momentos, “desde el conflicto armado por Texas (1835-1836, que derivó en su separación de México) hasta, eventualmente, la Guerra entre México y Estados Unidos, donde vamos a perder más de la mitad del territorio nacional”.
El también profesor investigador del Centro de Estudios Internacionales comentó que la Revolución Mexicana en 1910, representó “otra vez” un momento de enorme debilidad para el Estado mexicano, y la expropiación petrolera significó un nuevo motivo de enfrentamiento con el vecino país del norte.
Pero en 1940, cuando México entra a la Segunda Guerra Mundial, el Presidente Manuel Ávila Camacho enarbola una política de Unidad Nacional y de alianza con Estados Unidos, "en un papel, obviamente muy secundario, pero forma parte de los países aliados”, anotó.
Una vez que termina la guerra, otra vez México y Estados Unidos van a tener desencuentros en materia del modelo de desarrollo económico, señaló Ortega.
Estados Unidos, en distintas conferencias internacionales, plantea que México se acerque a un modelo más neoliberal, menos estatista, "pero los gobiernos mexicanos van a mantener su modelo de desarrollo”, agregó el galardonado con el Premio Nacional de Investigación Social y Opinión Pública 2012.
Para los años 50 y 60, México tiene una política de sustitución de importaciones que no acaba de satisfacer a los intereses estadounidenses.
Ortega destacó que la crisis económica de 1982 va a significar que México adopte el modelo neoliberal de promoción de exportaciones y para eso, el acceso al mercado estadounidense se convierte en fundamental.
Antes de 1982, Estados Unidos veía muy amenazados sus intereses, sin embargo “ven una oportunidad”, un mercado y deciden profundizar la relación con México, lo que da paso al proyecto del Tratado de Libre Comercio (TLC).
Y, “vamos a tener desde 1994 hasta ahora, una situación de entendimiento sobre el funcionamiento de la relación entre México, Estados Unidos y Canadá", con altibajos y momentos de que se quiere avanzar más, apuntó.
Por ejemplo, en la administración del entonces presidente Vicente Fox, su canciller Jorge Castañeda intentó la famosa “enchilada completa: la idea de que ya que estamos en el proceso de integración (comercial), vamos a hacer también un acuerdo con trabajo y migración”, resaltó.
Para la historiadora Erika Pani, la relación bilateral se encuentra en una situación especialmente difícil, aunque no en su peor momento, como sí ocurrió en la primera mitad del Siglo XIX, con la pérdida de más de la mitad del territorio nacional.
En entrevista, opinó que a pesar de lo álgido de la relación con la nueva administración estadounidense, el vínculo entre ambas naciones se mantiene, no se ha roto, “ni se romperá”.
“Que van a ser años muy difíciles, lo serán; que tenemos que ser muy creativos, habrá que serlo; que conviene mirar para otro lado (otras naciones), también, pero sí creo que es una relación inevitable, como lo es su complejidad, su conflictividad, pero va pegado a la posibilidad de hacer cosas distintas”, dijo a Notimex.
Pani Palmas señaló que algo que debe quedar claro en la relación bilateral, es que México no puede prestarse al circo “trumpista”; esto es, tiene que poner sus “cartas sobre la mesa” y decir que es lo que le interesa, y qué es lo que no puede aceptar de una administración que cree que “el chiste es fregarte al otro”.
La también Directora del Centro de Estudios Históricos del Colmex, consideró que la “clave” de la relación bilateral es y será el diálogo, a pesar de la enorme disparidad “en cuanto a poder, influencia y tamaño de la economía”.
La de México-Estados Unidos, remarcó, ha sido una relación cambiante, única e incluso, va más allá de los gobiernos “y eso la hace más complicada. La hace en muchos sentidos más difícil de manejar, porque involucra a actores muy distintos”.
Pani, autora de los libros “Para pertenecer a la gran familia mexicana" y "El Segundo Imperio", recordó que la ciudad de México estuvo ocupada durante largos meses “y tuvimos que firmar en condiciones muy difíciles, un Tratado (de Guadalupe Hidalgo) que llevó (en 1848) a la pérdida de casi la mitad del territorio nacional”.
Entonces, “(el actual) no es el primer desencuentro (México-Estados Unidos), pues la relación ha sido complicada desde el principio y aun más complicada, durante la primera mitad del Siglo XIX”, concluyó.