CIUDAD DE MÉXICO
En los últimos meses, la escalada de violencia ha alcanzado también a menores de edad.
Apenas el domingo, un ataque a balazos contra dos mujeres en el municipio de Comalcalco, Tabasco, dejó a dos niños heridos, entre ellos un bebé de ocho meses.
En la multiejecución de Minatitlán, Veracruz, registrada el viernes por la noche, murió un bebé de un año, quien, de acuerdo con testimonios de sobrevivientes, fue atacado de manera directa.
Algo parecido ocurrió en la agresión contra comensales de un restaurante en Cuautla, Morelos, el pasado 13 de abril, donde tres menores de edad fueron parte de las seis víctimas mortales.
Juan Martín Pérez, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), advirtió que los infantes son cada vez más blanco de ejecuciones y actos de barbarie.
“Estos casos muestran que hace ya mucho tiempo se perdió cualquier respeto a la vida de un niño, una niña, y por otra parte, la terrible impunidad: de cada 100 carpetas de investigación donde menores de edad son víctimas de algún delito, sólo una alcanza sentencia condenatoria.
“No hay ninguna estrategia, ninguna política, no hay absolutamente nada para poder actualizar no sólo el diagnóstico de la violencia, sino construir una política de Estado. Lo que nos venden son espejitos, un programa, una declaración, una acción específica que no alcanza”, cuestionó el especialista.
Según datos de Redim, de 2007 a 2017 se cometieron al menos 14 mil asesinatos de menores de edad, un promedio de 3 víctimas al día.
Sólo en 2017, último año del que se tienen cifras oficiales, murieron por homicidio 51 bebés menores de un año.
“Hasta 2010 había casos donde los niños estaban en medio de un ataque, en un intercambio de disparos, pero a partir de 2011 con mucha claridad observamos que los niños ya eran blanco de ataques, como ocurrió en Minatitlán. Se ha perdido todo marco de referencia”, expuso Pérez.
Otros casos recientes son la muerte de 2 menores de edad, el 23 de enero, en un ataque perpetrado por un comando en Valle de Santiago, Guanajuato; el de un niño de 12 años asesinado junto con su padre en Irapuato, y un niño de 8 años, en septiembre, durante una agresión en Tecolutla, Veracruz.
Save de Children reportó que 37 por ciento de las niñas, niños y adolescentes en el País declaró que en su comunidad sucedió al menos una balacera.